Estos últimos dos años están siendo una absoluta carrera de obstáculos para todos. Una enorme lista de decepciones, tristeza, miedo, soledad y despedidas. Un bloque tremendo de hielo encajado en nuestra mente que no termina de derretirse y que nos está agotando a nivel físico y emocional. Por esta razón, es tan importante encontrar refugio en las pocas cosas que aún siguen ahí para ayudarnos. En esos hombros en los que aún te puedes apoyar para descargar todas tus lágrimas y en toda fuente de esperanza que te empuje a proyectar hacia un futuro mucho más luminoso. Es ahí, por supuesto, donde entra en juego la música y, como dice Jorge en la canción que cierra este nuevo álbum, todas esas canciones que nunca nos fallaron. “Años Luz” es una especie de botiquín perfecto para sanar muchas de las grietas que nos está dejando todo este arduo temporal. Una pequeña terapia contra las secuelas post pandémicas para curar como solo ellos saben: de una forma honesta, libre y realista.
“No puedo describir la ansiedad que me crea no poder abrazarte”, canta Jorge en “Patria” uno de los primeros adelantos que nos regalaron de este disco. El confinamiento nos hizo a todos pasear sobre la cuerda floja. Lo que creíamos que era una vida normal se paralizó por completo, todos vivíamos en una terrible incertidumbre de lo que iba a pasar y a nivel laboral nos arrastró a una tremenda crisis. Muchos artistas frenaron sus producciones, se vieron incapaces de salir adelante y algunos discos nunca pudieron ver la luz. “Años Luz” fue grabado prácticamente entero en octubre de 2019 en Paco Loco Studio, a excepción de tres temas que nacieron en plena pandemia. El álbum iba a suponer uno de los platos fuertes para la celebración el año pasado del veinticinco aniversario del grupo y finalmente no se lanzó hasta este mayo de 2021. Es un disco que habla de las distancias forzadas, de la incomunicación, del dolor que causa a veces la impotencia a no poder encontrar la solución a algo de la forma que quieres. Es un disco perfecto como resumen de esa angustia y ansiedad que todos hemos atravesado en algún momento estos últimos años viendo cómo muchos sueños e ideales futuros se iban volando en nuestra cara. Y cómo se alzaba una enorme montaña de dificultades frente a nuestros ojos (que queda perfectamente plasmada en la portada del álbum) que estamos aprendiendo a escalar obligados para al menos recuperar lo que en algún momento fuimos.
Mezclado por Luís Martínez en Little Canyon Studios y producido por Paco Loco, el nuevo álbum de los valencianos vuelve a ser un disco de pop melódico y melancólico. Sin embargo, sí hay un mayor trabajo electrónico, uso de sintetizadores que entrelazan con su habitual sonido guitarrero y loops de batería. Además, el juego con la voz de Jorge es mayor y hasta tiran por el uso de vocoder en algunos temas. El concepto de “Años Luz” arranca bajo la inspiración de dos libros de James Salter. Uno de ellos, que comparte nombre con el disco, habla de un matrimonio y está muy relacionado con la propia narrativa de Jorge a la hora de profundizar en su relación con Ingrid y todas las confrontaciones que esta le provoca. El otro, sin embargo, es “El arte de la ficción”, en el que Salter describe los desencantos de su profesión, las motivaciones, los conflictos creativos. Dos pilares perfectos que pueden ser aplicables sin problema tanto a otro tipo de relaciones humanas, no solo al matrimonio, como a la compleja situación laboral y las frustraciones de la sociedad actual. Sin embargo, estaba claro, que La Habitación Roja no iban a irse por las ramas y volverían a focalizar sus temas en experiencias personales que, aunque posean todo tipo de referencias externas, de nuevo brillan por su sencillez. Las canciones de este nuevo disco siguen protegiéndose en el universo que ya tiene el grupo creado, bajo temáticas a las que siempre vuelven. Pero, a su vez, desprenden autenticidad y están cargadas de una narrativa propia a la que no le falta detalle.
“Aunque mis huesos crujan sin parar, me pienso levantar de cada golpe mortal. Aunque la nieve oculte la verdad y no vaya a ser lo que siempre soñé”. Puede que a veces los discos de La Habitación Roja lleguen a sonar demasiado pesimistas, pero en realidad siempre están cargados de esperanza y “Años Luz” no podía ser menos. Cuando acabas la escucha te ves con una sonrisa en la cara, con ganas de que llegue la noche, coger tu vinilo, mirar a las estrellas y enlazar cada canción con la suya. Pero también te deja con una sensación un poco de catarsis, como cuando te sinceras con un amigo y le cuentas todos tus problemas. Te invita a tener fe en que nos espera un futuro mucho mejor. Y claro, sabiendo además que este disco se trata de la primera parte de una segunda entrega que llegará a finales de año, solo nos queda esperar para conocer el desenlace a una historia que, aunque nació previa a la pandemia, ha luchado como nadie para sobrevivir y materializarse sufriendo como todos nosotros. Como decía Jorge en una de sus publicaciones en redes sociales para el lanzamiento del disco: “Que nadie se me enfade, pero como he comentado alguna vez hay otros grupos, mejores y más grandes. Pero, no son La Habitación Roja”.
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