Cuando empezaron a sonar los acordes de ‘L’eco i les flors’, tema que abre el disco, todo apuntaba a que iban a quedar pulverizadas las expectativas creadas con su anterior trabajo (el larga duración 'Manual d'instruccions per escalar una muntanya' (Mésdemil, 2016) que no era sino la fusión de sus dos EP anteriormente editados: su debut con 'Vuit vuitmils' (Mesdemil, 2016) y 'Alpinistes' (Mesdemil, 2016), grabado a las órdenes del infalible Paco Loco, en el Puerto de Santa María).
Y así ha sido. L’Emperador ha entregado, subiendo incluso el listón, un segundo largo cargado de sentimiento y repleto de adrenalina emocional y musical. Cuesta decidir una cima, por la que competirían 'La Guerra del 100 anys', de brillante y vital estribillo, 'Invencibles' o ‘Com ser eterns (o com no separar-me de tu)’ de dócil, comedida y hasta serena belleza. Añadamos ‘Els vells temps’ cuya suma de carga romántica y excelencia compositiva rozan la perfección pop. Y sobrevolando todo el disco, grandes dosis de zurra, término acuñado por su productor, Carlos Hernández Nombela (Los Planetas, Triángulo de Amor Bizarro), y que señala su particular forma de entender la densidad y contundencia de su sonido (y responsable, por cierto, de las guitarras de ‘Els vells temps’).
Abundando en el capítulo de colaboraciones esenciales: Jorge Martí de La Habitación Roja, que añade su voz al ‘Cel del sud’; María Sevilla París es la autora del poema (incluido en su poemario “Kalàixnikov”) que musicado, L’Emperador ha convertido en ‘Varsòvia’ y el granadino afincado en Valencia Juan Alcalá, que firma el tan sobrio pero eficaz arte final del disco. Todo ello al amparo del sello valenciano Primavera d’hivern, que está facturando gemas de calidad suficiente para hacernos salir de este localismo que nos atenaza.
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