La Loba

Sophie Fustec es una pianista que creció entre Venezuela y el barrio francés de Belleville. Creó el apodo de La Chica como una forma de satisfacer sus ansias de libertad y expresión artísticas, mientras reflexionaba sobre la convulsa situación política contemporánea, funcionando a su vez de portavoz para las mujeres de la industria de la música. Su sonido, trabajado con potentes melodías de sintetizador, le sirve de base para escribir sus letras, de raíces franco-venezolanas y herencia latinoamericana, que irrumpen de nuevo para ayudar a las mujeres a recuperar su fuerza y su salud.

“La Loba” surge después de la terrible pérdida del hermano de la artista, Pablo, quien murió el 5 de julio mientras intentaba salvar a su perro de una fuente termal en México. A partir de este fuerte dolor, descubrió la esperanza, la humanidad y el futuro en la sociedad, pero sobre todo en la música. En Instagram, Fustec afirma que hizo este disco encerrada con solo "mi voz, mis manos y mi piano". Es imposible pasar por alto la intensidad emocional que destilan sus canciones: voces crudas contra un implacable piano, tocado con furia, amenizado por los acordes de teclado, que se equilibra con aplausos y un lirismo sin parangón.

La Chica vive y respira en technicolor, y así lo demuestra su video musical de “La Loba”, que es una obra de arte envuelta por un tono rojo vibrante, violento y desafiante. En el videoclip se narra una historia sobre la formación de la vida y la reafirmación del espíritu de la mujer, luchando contra las fuerzas patriarcales. Y es que, cuenta la historia que “La Loba” es una mujer lobo que vuelve a la vida a través de un ritual chamánico, mediante el cual, su piel vuelve a crecer sobre sus huesos después de escuchar oscuras y profundas voces. Esta inquietante historia está basada en la leyenda mexicana, y está documentada por la escritora feminista Clarissa Pinkola, en su texto seminal “Mujeres que corren con los Lobos” Se trata de una historia sobre la reafirmación de la vida y el espíritu de la mujer, luchando contra las fuerzas patriarcales. Porque para La Chica, dentro de toda mujer, incluso de la más reprimida, alienta una vida secreta, una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad apasionada y sabiduría eterna. Es “La muchacha salvaje”, como también narraba la dibujante de cómic Mireia Pérez con su obra homónima, una especie en peligro de extinción que representa la esencia femenina instintiva.

Los sonidos sensoriales y las imágenes de "La Loba" son tan hermosos como discordantes, como un vientre inflamado que conduce al nacimiento de una criatura. En última instancia, la sangre roja brillante que muestra Fustec en el video musical es una declaración feminista descarada, donde parece que nos diga, sí, hay sangre por todas partes... El mismo tipo de sangre que nos da la vida. Y esto es solo el principio de una obra delicada y original. Imprescindible para los amantes de encontrar algún oasis musical lleno de exploración, cambios y verdad, y contrapunteada por un sentido tan poético como salvaje, que mantiene un equilibrio admirable, singular, reflexivo y apabullante.

En definitiva, la música de La Chica expande el recién sentido de identidad sobre lo que significa ser mujer, y en este caso, una mujer que equilibra su herencia en un sonido que busca, en tiempos tan convulsos como los nuestros, la convivencia y la igualdad. Podríamos afirmar que la mirada política de la artista es aguda, pertinente y llena de ingenio, pero “La Loba”, su último trabajo, es su mejor revolución.