Hay una serie de factores que convierten a La Brígida Orquesta en un grupo a prestar atención. En sus filas conviven varios artistas jóvenes de la pujante escena del hip hop chileno - acompañados por un numeroso ensamble de bronces surgido casi en su totalidad de la Conchalí Big Band, clásico emblema de la educación musical popular de Santiago de Chile-. Por un lado el teclista, compositor y principal cerebro y alma del grupo Gabo Paillao -colaborador de popes locales como Ana Tijoux y Como Asesinar a Felipes- y por otro Matiah Chinasky, uno de los MCs más poéticos, capacitados y lisérgicos del panorama sudaméricano. El resto del grupo se explaya cómodamente en los sólidos beats de otro miembro del dream team de la escena local: Felipe Metraca, principal compositor de Como Asesinar a Felipes.
"Antípoda" es un EP con carácter de disco: sus cinco canciones trazan un estado de ánimo entre melancólico, reivindicativo, romántico e inspirador, que muestra todas sus aristas gracias a un exquisito nivel de instrumentación y arreglos. Paillao deja salir toda su destreza formada a fuerza de dejarse poseer por el espíritu de clásicos del jazz como Miles Davis o Charles Mingus, así como también por el prócer del rock y el progresivo argentino, Charly García. Su postura ante la música está dominada por una fuerte dedicación a la expresividad: tanto en el audio, en la intención de los arreglos, como en sus actuaciones en directo (con una avasallante energía punk), el joven demuestra un profundo sentimiento por sus composiciones.
Chinaski, acompañado en sus raps por Paillao y otros integrantes del ensamble, es un vocalista que transporta con su flow y rimas. Adentrarse en sus letras es atestiguar el dolor, pero también las ganas de relacionarse, el ímpetu de salir de una cabeza que, a pesar de su floreciente genialidad, muestra cierta fragilidad y cuestiones que resolver.
Lo emocional de “Desde Acá”, el cachondeo circense y la provocativa letra de “Novato”, el tributo al amor maternal y una flauta traversa que guía los sentidos en “Memorial”, el piano parlante de “De Dioses y Otros Vicios” y la redondez hitera y el orgullo latino de “Giros” (con la colaboración de la cantante Gabriela Yin) definen la experiencia; un viaje compartido con un grupo de bohemios que regalan belleza y así, en ese entorno de musicalidad impecable y sanguínea, comparten las ganas que todos tenemos de ser escuchados y comprendidos.
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