El ejercicio de resistencia de Doctor Divago como decanos de la escena rock valenciana no sólo es encomiable desde el punto de vista laboral. Es también perfectamente lógico desde una óptica creativa. Porque lo que sería absurdo y hasta inconsecuente es que tirasen la toalla cuando llevan ya unos cuantos años, bastantes, enlazando una serie de entregas vibrantes, eléctricas, inspiradas en una cuesta arriba de lenta pero constante progresión sostenida. Lastrados por esa estúpida y tan pacata tendencia hispana a obviar los logros de las bandas bisagra, aquellas que siempre han defendido argumentos a caballo entre dos generaciones emblemáticas (lo que siempre ha pasado con 091, BB Sin Sed o los Surfin’ Bichos antes de que todos dios los reivindicase), Manolo Bertrán y compañía siguen a lo suyo. Delineando canónicas melodías de rock en castellano de la vieja (entiéndase como clásica) escuela, aunque tengan que migrar de sello en sello. Melodías aderezadas con una rotundidad -a veces fiereza- en la ejecución (quizá porque las prédicas en el desierto acaban, con los años, tornándose gritos de reafirmación) que augura una presentación en directo de lo más fibrosa.
Difedcil, tantas openoics. En la ciudad, por supuesto visitareda cualquier cosa que tuviera que ver con Cortazar y con Borges, y tratareda de visitar algfan cedrculo literario para ver que tan interesante puede ser una conversacif3n alle1.Tal vez charlareda con las argentinas y evitareda a los argentinos 😛 (nah, que es broma lo faltimo).Y algo que he dicho que hare9 cuando vaya es que ire9 a una funcif3n de los Les Luthiers, estoy seguro que cuando vayan se presentare1n.Pero saldre9, hay muchos parques naturales geniales que la diferencia del clima los diferencia con los nuestros... incluso ireda hasta Nahuel, que queda bastante lejos, por la patagonia, pero desde hace algunos af1os tengo curiosidad de visitarlo