Una de las mejores bazas de la irrupción de Kvelertak en la escena metal de hace poco más de un lustro era su fresca, urgente y sabia combinación de ingredientes -black, hard rock, punk hardcore-. Ya en “Meir”, los noruegos depuraron la fórmula para abandonar progresivamente su faceta más extrema y decantarse por caminos más rockeros y lúdicos: en pocas palabras menos Mayhem y Darkthrone, y más Turbonegro, Andrew WK y Valient Thorr algo más crudos. Este es exactamente el camino por el que siguen avanzando en “Nattesferd”, sin que eso signifique necesariamente nada dramático.
Cierto, ya no hay sorpresas ni adrenalina desbocada (con la excepción de las huracanadas “Dendrofil For Yggdrasil” y “Berserkr”). En su lugar encontramos ambición clásica y, ante todo, un apreciable intento por asentar un estilo ya indisociable a su nombre. Una empresa con la que el sexteto de Stavanger logra facturar, de paso, otra retahíla de piezas de hard-rock-punk de aristas metálicas con las que brindar y recordar otras tantas noches de fiesta entre amigos.
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