Tras un despegue fulgurante, “The Golden Fruit Train” supone la confirmación de que los valencianos Kostrok saben muy bien lo que hacen, cómo quieren sonar y hasta dónde desean llegar. Lo primero que llama poderosamente la atención de este disco de pop-rock electrónico es su excelente producción; todo suena alto, bien y en su sitio. Empezamos bien. Lo segundo es un tema llamado “Low Lights” que funciona a modo de intro y que recuerda, en parte, a Justice más épicos y AOR, o -tirando más de sonido oriundo- a aquellos fabulosos The Requesters que tan buenos bailes no procuraron.
El asunto sigue con “Made Of Wood”, toda un suerte de trallazo noventas de rock sintetizado, con riff infeccioso de manual y un vocal agudo propio de la sintonía de “Miami Vice”, que hasta puede evocar al mítico “Jump” de Van Halen; qué disparate. Entre Miami Horror, Chvrches y cosas del estilo anda el juego. “The Rise” baja la intensidad y se acerca más a un himno de pop electrónico amable, con un toque disco que lo eleva unos grados más. Pero lo verdaderamente magro del disco lo traen temarrales de la explosión rockista, estribillera y dancetera de “I 'll Be There” o “Brother”, que recuerdan a los Digitalism más chulos y pisteros. Igualmente la muy adictiva y comercial “Endless Road” hará la delicias de los oyentes radioformuleros, menos exigentes. Aunque lo mejor está casi al final, con un “Epilogue” que es, posiblemente, el tema más atemporal, chulo y bien alicatado de Kostrok hasta el momento.
Cierra el disco “Valentia”, otro buen episodio de rock progresivo, cósmico y sintetizado, muy a lo Daft Punk y derivados. En fin, solamente los propios Kostrok saben dónde está su techo.
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