Kokoscha

Tres años después de haber publicado "El Mal" (Sonido Muchacho, 2018), Kokoshca regresa a la actualidad con su nuevo disco. En su caso, la demora no ha sido provocada por el coronavirus, sino que lo habían planeado de esta manera. Querían tomarse su tiempo para preparar un trabajo incontestable, centrado en su bien conocida faceta de creadores y postergando, al menos de momento, su veta más experimental. Escuchando el álbum se comprobará que no es del todo así, pues estos pamplonicas llevan la curiosidad y el afán investigador en los genes, pero el resultado es, sin duda, mucho más accesible que el que habían mostrado en entregas anteriores. Así, "Kokoshca" (ese es su título) es una espléndida colección de diez canciones que más podría parecer un “grandes éxitos” que un álbum de material inédito. Por ello, resulta complicado destacar alguna pieza sobre el resto: La vitalista "Asia", inspirada en la epopeya del montañero navarro Iñaki Ochoa de Olza en el Annapurna (concretamente, en el libro "Bajo los cielos de Asia"); "Regresando a la ciudad", con su irresistible estribillo y esos coros, espléndidos a lo largo y ancho de todo el álbum; los ritmos más bailables y, por momentos, cercanos al funk de "Lo tiro" o "El rayo"... Curiosamente el primer single, "Himno de España", posiblemente sea el tema menos accesible de todo el plástico, con su alambicada mezcla de pop, flamenco, rap, funk y otras sugerentes especias. Mención especial merece el último corte, "Aire", sentida balada dedicada a su amigo, el músico ya fallecido Roberto C. Meyer, que Amaia canta con mucha emoción. El álbum fue grabado en La Mina, el estudio de Raúl Pérez en Sevilla, y ha contado con las colaboraciones de Betacam (que metió sintetizadores y teclados en varias canciones) y de Yago, de Mujeres, en "Te sigo esperando". Rotundo, accesible, inspirado, redondo, vital, contagioso... Aquí lo tienen: el disco definitivo de Kokoshca.