Tras haber puesto la cara más experimental del idioma lingala en el mapa de la escena independiente con su debut “Fongola” (19), el colectivo congoleño KOKOKO! regresa con un segundo disco en el que dan rienda suelta a su distorsión y nervio natural a través de doce pistas que no decaen en ningún momento. “BUTU” (24) es salvaje, pasional, visceral, primario y vibrante. Un cóctel imparable de ritmo y frenesí con el que Makara Bianko y Xavier Thomas no nos concederán ni el más mínimo descanso a lo largo de sus 50 minutos de duración.
Entre percusiones aceleradas y proclamas exacerbadas, cada uno de los cortes que el LP contiene termina suponiendo un choque de trenes frontal entre lo atávico y lo moderno. Una línea perpendicular que une la improvisación más instintiva con la vanguardia más digresiva, y cuyos relampagueantes beats harán que cualquier barrera idiomática termine resultando meramente anecdótica. Si por el contrario necesitamos algo de contexto, basta con decir que «butu» significa “noche” en el idioma lingala, y francamente, no resulta raro ni casual que una palabra así encabece lo que la banda tiene para proponernos aquí.
Tras la segregación del conjunto como consecuencia del COVID, el sonido de KOKOKO! ha terminado reducido a lo que Bianko y Thomas podían dar de sí como únicos miembros en activo del grupo, apoyándose más que nunca en sintetizadores y recursos electrónicos que contribuyen a esa inmersiva sensación de estar dentro de una rave nocturna en su Kinshasa natal. Por ello, en temas como “Donne Moi”, “Mokili” o “Nasali Nini” encontramos un camino directo hacia el techno más sui generis, donde la banda abre la mano a ciertas dosis más melódicas sin renunciar a sus impetuosas cacofonías.
Desde la mejor de las acepciones, la simpleza y literalidad que derrochan sus letras, en ocasiones meramente reducidas a reclamos reiterados en bucle (“Motema Mabe”), es lo que termina por invitarnos a que nos quedemos dentro de su personal torbellino, presos de su buen rollo natural y de su purgante electricidad. Y a pesar de que podamos percibir un tono muy continuista con respecto a lo que cinco años atrás nos mostraban en su respectivo primer disco, el tiempo transcurrido nos demuestra que la banda ha hecho los deberes debidamente y ahora marida con una mayor fluidez y técnica esa avalancha de referentes y elementos que sus miembros manejan, hasta lograr una fusión única que no podría ser fácilmente replicada por cualquiera.
Definitivamente, uno no se topa todos los días con una banda como KOKOKO! y esa es razón suficiente para que pongamos toda nuestra atención en ellos y abramos nuestra mente a la divertida experiencia que supone escucharles. Su versión de estudio irremediablemente nos empuja a querer imaginarnos dentro de uno de sus vertiginosos directos, donde su espíritu tribal y el éxtasis de su entorno se elevan a la siguiente potencia. Desde luego, si conseguimos terminar de escuchar “BUTU” sin consultar dónde y cuándo dan KOKOKO! su siguiente concierto, será todo un logro.
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