Ani DiFranco va probando suerte. Tan pronto decide ir a la suya con un disco tan austero y sencillo en cuanto a concepción como era "Educated Guess" como se ampara en un nutrido de invitados para reunir un conjunto de canciones más sólidas como las de "Knuckle Down". Aunque quizás lo que debería hacerse una temporada sabática y olvidarse de la premisa de editar un disco por año, con lo que, posiblemente, recargaría su potencial creativo. Sea de un modo u otro, parece que el sistema tampoco le está dando malos resultados. Volviendo al disco, a pesar de los invitados, DiFranco consigue darle un cierto carácter reposado y melancólico. El violín de Andrew Bird suena delicioso en cinco de las canciones del álbum (sobre todo en la emotiva "Studying Stones", la más recomendable del disco junto a "Seeing Eye Dog"). Debemos subrayar también que la cantante ha trabajado en esta ocasión en estrecha colaboración con Joe Henry, una de las joyas a reivindicar del sello Anti, quien le ha echado un cable en la producción. El resultado, un disco que no supone ni un paso adelante ni uno atrás en la carrera de la menuda DiFranco. "Knuckle Down" no es más que, con todo lo bueno y todo lo malo que ello conlleva, un nuevo disco de Ani DiFranco, lo cual siempre es una buena noticia.
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