Desde los tiempos de Noise Addict (grupo tras el que se escondía un imberbe Ben Lee a principios de los noventa), andábamos huérfanos de héroes musicales teen a los que adorar dentro de la órbita independiente. Un vacío que ahora han llenado Kitty, Daisy & Lewis, tres hermanos londinenses con madre ilustre, Ingrid Weiss (batería de The Raincoats), enamorados de la música de raíces norteamericana. El debut de los retoños Durham picotea de todos los estilos que brillaban con luz propia en los años cuarenta y cincuenta en los Estados Unidos. “Kitty, Daisy & Lewis” contiene proto-rock and roll, blues vacilón, rockabilly cavernícola, r&b trotón, swing de instituto... en canciones grabadas con técnicas e instrumentos de la época. De ahí que hayan contando con la ayuda de Liam Watson, el genio que está detrás de todas la grabaciones de los estudios vintage Toe Rag.
El debut de estos jovencitos está formado casi en su totalidad por relecturas de standards del género, ejecutadas con una clase y con una convicción que asusta (Kitty Durham, el miembro más joven del grupo, sólo tiene quince años). Además de presentar un par de temas propios (“Buggin’ Blues” y “Swinging Hawaii”), que no palidecen ante los clásicos.
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