¿Qué línea invisible une a discos como “Blue Lines”, “Selected Ambient Works” o “Is This It”? Más allá de sus evidentes aciertos en forma de canciones, su importancia radica en que todos ellos supusieron el pistoletazo de salida de un sonido, llámese trip hop, IDM o revival nuevaolero. Igualmente, la publicación de “King Night” trasciende más allá del atractivo que nos deparan sus fantasmales cuarenta minutos de duración. Con su primer largo Salem se convierten en punta de lanza de un movimiento, el witch house, con una buena colección de momentos sublimes a lo largo del pasado 2010 firmados por bandas que se mueven en el underground con formatos menores como el CD-R o los Ep’s de vinilo, francotiradores peligrosos como oOoOO, Balam Acab y White Ring. La fórmula resulta tan sencilla como infalible: ritmos decelerados, ambientes tenebrosos, recitados vs voces celestiales (no es casualidad que en más de un tema los grupos recurran a samplear a Cocteau Twins), que se convierte en la alternativa rural y demoníaca del dubstep británico, en el nuevo sonido del viejo sueño gótico americano. Obama tiene otro motivo para echarse a temblar…
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