El septeto australiano King Gizzard & The Lizard Wizard lanza el segundo de sus cinco discos microtonales de 2017, con un título que podría haberse inspirado en los efectos de su paso por la sala Joy Eslava de Madrid. Aquel huracán de punkadelia no apto para pusilánimes flequilleros estuvo de hecho muy basado en el álbum que ahora tenemos entre manos, posiblemente el más heavy que han firmado hasta la fecha. Es como si hubieran añadido unas gotas de Black Sabbath al loquísimo trance-rock de “I’m in your mind fuzz” o “Nonagon Infinity”, recuperando el sistema de estructuras en bucle que no estuvo tan presente en “Flying Microtonal Banana” y añadiendo una voz femenina narradora (de la cantautora Leah Senior) que recuerda a los discos más pavorosamente freak de la era hippie.
Las atmósferas que encontramos en "Murder of the Universe" son también probablemente las más tóxicas, avasalladoras e inmisericordes que hayan diseñado los de Melbourne, con un halo casi blackmetalero en las partes más brutales del tramo inicial del disco (de portada también muy black), compuesto por siete temas que orbitan sobre las palabras "Altered Me", "Altered Beast" en un loop infernal que te deja en estado de shock. Se trata de una ópera psych que debe entenderse como la manifestación grabada de un ritual en vivo, plagada de autoreferencias en forma de aullidos, líneas de bajo de dos notas, armónicas pululando como rémoras sobre las guitarras, ultrasónicos redobles de caja y surrealismo de cómic japonés. Incluso suenan partes de discos anteriores, así que este no es un nuevo álbum al uso ni mucho menos. Es un trabajo que vuelve a demostrar que Stu Mckenzie y los suyos están desarrollando una suerte de discografía enlazada, una especie de Gran Disco Nodriza en constante construcción, vivo, que se retuerce sobre sí mismo para después volver a estirarse, llegando a diferentes lugares con cada sacudida. La de "Murder of the Universe" puede que haya sido la más violenta y desquiciada hasta ahora, quizá demasiada intensa para los incautos, y de hecho cuesta imaginarse a los Gizz yendo más allá en este aspecto. ¿Qué puede vencer a un final que evoca la destrucción del cosmos a manos de un robot que vomita?
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.