Aún recuerdo el primer disco de Perry Farrell con Porno For Pyros. Aquello nos cogió a todos desprevenidos. Si con Jane’s Addiction creó un universo inigualable, a su proyecto paralelo (o más bien sustitutivo) le quitó una parte de rock y le sumó extravagancia, más colores a una mezcla ya de por sí explosiva. Era la misma locura de Farrell, pero elevada a la máxima potencia, de ahí que la propuesta fuera acogida por sus acólitos con el calor que merecía. Casi nadie reclamó a Jane’s Addiction porque se daba por hecho que ya lo habían dato todo de sí, con lo que la mayoría dimos por buena a esa nueva criatura. Desde entonces, Perry Farrell ha ido a lo suyo, irregular en sus movimientos pero sin agarrarse en exceso al pasado o a la nostalgia, solo en las dosis justas para no perder el hilo.
Ahora le tenemos de nuevo aquí con “Kind Heaven”, un disco en el que tira de agenda. Produce el mismísimo Toni Visconti (David Bowie, Iggy Pop, T-Rex, etecétera) y le acompañan un montón de buenos amigos: Matt Chamberlain (Soundgarden, Pearl Jam), Taylor Hawkins (Foo Fighters), Mike Garson (David Bowie), Phil X (Bon Jovi), Chris Chaney (Jane’s Addiction) e incluso su mujer (Etty Lau Farrell) y sus hijos (Izzadore y Hezron Farrell). En realidad es una jugada de marketing y de cara a la galería, porque su presencia no influye nada en el resultado del disco. La imaginación de Perry Farrell es lo que realmente crea un álbum con tantas capas. Por ejemplo, “(Red, White And Blue) Cheerfulness” es rock festivo y blues al estilo de Jack White; “Pirate punk Politician” podría estar “Ritual de lo habitual”, mientras en “Snakes Have Many Hips” se las ingenia para dar forma a un doo-wop moderno. El piano resalta, su voz luce y la estructura es original. Y quien eche de menos al músico que juega con electrónica bastarda que se ciña a “Where You Have Been All My Life” (también destacan las percusiones tribales). Es una lástima que se le vaya la mano en “Let’s All Pray For This World”, con una canción coral de escasa fortuna. Eso sí, a pesar del resbalón –que no empaña al resto del disco– nos queda claro que, a sus sesenta años, Perry Farrell continúa siendo un tipo ambicioso y que mantiene toda su habilidad como compositor. Bravo por él y por esta sorpresa inesperada.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.