El tercer álbum de Kimbra está repleto de incoherencias. Empezando por esa clara intención de vender autonomía en este nuevo proyecto y a su vez buscar el querer gustar a la industria actual y ganar más público. ¿Verdaderamente eres libre creando cuando te autoimpones ciertos pasos a seguir para construir un álbum más comercial? Cuando uno de tus principales intereses es que se te reconozca en el mercado de una vez por todas.
Tras cuatro años de ausencia llega “Primal Heart” un disco con el que Kimbra ha desmontado todo lo que había conseguido como artista hasta ahora para lograr encontrar lo que de verdad quiere hacer con su carrera. Para ello, se mudó a Nueva York, se prometió a sí misma dedicarle al disco todo el tiempo que hiciera falta sin ponerle fecha de lanzamiento, se dejó llevar por la gran manzana y hasta se creó su propio estudio. Aún así, la sensación que nos da tras escuchar el resultado final, es que no ha conseguido encajar muy bien las nuevas piezas. John Congleton (St. Vincent, Goldfrapp, Lana Del Rey) ha sido el encargado de la producción del álbum y de lograr encontrar una coherencia a todo ese arsenal de intentos sonoros que construyen el proyecto. En “Like They Do On The TV” apuesta por un sonido disco ochentero, con “Human” juega a crear un tema soul con la percusión como protagonista, cuenta con Skrillex como empujón hacia un sonido más mainstream en “Top of the World” y hasta se atreve con el spoken word, sacando su lado más hiphopero, tras una charla con Childish Gambino (que tuvo que cancelar su colaboración en el álbum por su agenda cinematográfica).
En principio todo esto estaría muy bien para construir un álbum de regreso si el mensaje principal del disco no fuera el de mostrar su cara más primitiva como artista, su lado más puro, más simple. Y es que curiosamente con “Primal Heart” ha conseguido todo lo contrario, nos da la sensación de que a Kimbra le ha dado miedo soltar todo el bagaje musical del pasado y que se ha dedicado a decorar temas electro pop que podrían pertenecer a “The Golden Echo” (Warner Bros, 2014) con multitud de artificios para que huelan a nuevo. Eso sí, por suerte, existen también ciertos momentos de lucidez que salvan la era y nos da esperanzas de que una futura Kimbra más interesante es posible. Con “Version Of Me” firma una maravillosa y noventera propuesta en la que se abre a través de las cuerdas y el piano para contarnos un precioso mensaje de superación personal (“If there's a better version of me Would you stay for the person I'll be?”). Y por otro lado, como clausura, nos deja ese arriesgado “Real Life”, con el uso de vocoder, crudo, sobrio y directo; que podría haber sido el punto de partida perfecto para conseguir lo que buscaba en este tercer disco.
El pasado mes de octubre Kimbra relataba a través de Tumblr lo sexista que es la industria musical a la hora de meter a una mujer en el estudio. Cómo ella y otras compañeras llevan años luchando porque se les valore como artistas (toca la guitarra, el piano, tiene una enorme experiencia en el mundo de la electrónica, es compositora…) como lo hacen con los productores y músicos masculinos. Y bueno, de esto se supone que iba también un poco “Primal Heart” de este movimiento feminista para alzar la voz por las mujeres de la industria. Es curioso, sin embargo, ver que las colaboraciones más importantes de este álbum son casi todas masculinas (desde la producción, apoyo compositivo o músicos). Una nueva incoherencia que hace que el mensaje actual de Kimbra se vuelva débil y con poco valor. La artista decía que con este disco quería que el oyente sintiera que le estaba mirando a los ojos y relatando su vida con total sinceridad. Despojarse de metáforas y convertirse en una guerrera de sus principios. Sin embargo, y después de este análisis, sentimos que aún tiene muchas cuerdas que cortar para poder conseguirlo.
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