“Keren Ann” puede resultar un poco decepcionante a la primera escucha. Y no por ser un disco flojo, sino por repetir una fórmula. Ahora bien, los pensamientos negativos desaparecen cuando uno entra a fondo en él. El quinto esfuerzo de la ex niña mimada de Benjamin Biolay vuelve a ahondar en el folk pop de carácter intimista que tan bien domina. Pero ahora enriquece el plato con una mirada respetuosa a la Velvet de “The Velvet Underground”, un disco que abandonaba la electricidad desbocada y que apostaba por derroteros más cálidos e intimistas. La cantante nacida en Israel juega con la herencia más reposada de Lou Reed y compañía, algo que se ve reflejado en los dos cortes que abren “Keren Ann”: las sentidas “It’s All A Lie” y “Lay Your Head Down”. A partir de ese brillante inicio las buenas canciones siguen cayendo (“In Your Back”, “Where No Endings End”), dejando lugar solo a dos patinazos: “It Ain’t No Crime” y “Caspia”, un par de composiciones con cierta pátina de experimento. Eso sí, “The Harder Ships Of The World” y “Liberty”, merecen un lugar de honor por ser las cimas emotivas del disco, y por ser dos bellísimas crónicas sobre fracasos afectivos absolutos.
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