Hay artistas que juegan bajo sus normas. Que no entienden los mandamientos y se rebelan ante ellos. Mientras otros se rodean de todo un circo mediático que injustamente hace que muchos se los cuestionen musicalmente, Kendrick Lamar es todo lo contrario. Con un puñado de Grammys bajo el brazo y con un disco inmortal otro estaría saboreando el éxito.
Lamar nos vuelve locos con un lanzamiento sorpresa, una mañana te levantas y no sabes como pero itunes contiene 8 nuevos cortes de King Kendrick. Surgen las preguntas, y a medidas que indagas descubres que lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a ganar. Sin promoción, sin títulos, sin portada, sin producción lustrosa pero con CANCIONES, así en mayúsculas.
Una misteriosa fecha con cada corte nos hace pensar que son tomas de la época en que se grabo “To Pimp A Butterfly”. Suena a jam session, a jazz sudoroso, pero sobre todo es real. La historia dice que los artistas tienen picos de creatividad y de inspiración y Lamar anda en uno muy, muy alto. Es un error pensar que estos ocho cortes son descartes o este trabajo una obra menor, para nada. Son 35 minutos brillantes donde las personales y combativas letras se mezclan a la perfección con el calidoscopio musical de Kendrick. Free jazz, Funk, Gospel, Soul… lo que quieras y más. Es todo tan excepcional que duele destacar algo por encima del conjunto. “Untitled 5” es majestuosa, repleta de sustancia, tan llena de vida que por si sola ya te deja exhausto. Music real, baterías y bajos follando para tus oídos, voces angelicales para envolver a los diablos que atormentan a Kendrick, Saxos y vientos que te elevan hasta el cielo… Así corte tras corte. Fantasmagórica, dañina y adictiva como pocas canciones es “Untitled 7”. Por el contrario “Untitled 2” es el reverso de una misma moneda. Con luz, esplendorosa, creciente hasta ensancharte el alma y dejártela como nueva.
No me cansare en decirlo, el rap esta en un momento muy dulce, con discos que en años serán legendarios y clásicos de un genero que no para de crecer, reinventarse, mutar… y uno de los grandes culpables es Kendrick Lamar. El artista más en forma del campeonato, hasta LeBron James lo sabe.
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