Lo mejor de lo peor

Lo mejor que puedo hacer, antes de pasar ideas de otros por mías, es remitir a la crítica del anterior largo de Kaydy Cain que publicamos en esta revista. “Lo mejor de lo peor” es consecuencia directa de “Calle Amor” (17), y como tal hereda muchas de sus mismas virtudes y defectos. “Un maravilloso disco de género sin ningún discurso de género”. Kaydy sigue siendo Kaydy, para bien y para mal, aunque haya rebajado la media de veces que suelta un “puta” por minuto. Pero el Kaydy de hoy es mejor que el Kaydy de ayer, y los últimos dos años están sentando de lujo a una carrera que, por momentos, empezaba a mostrar síntomas de agotamiento. No hay más que dar un repaso a “K-Llao”, el EP lanzado en octubre del año pasado junto a Rosa Pistola, para ver a un Kaydy Cain en estado de gracia.

“Lo mejor de lo peor” hereda virtudes y defectos, tal y como decía, pero sobre todo potencia varias de las primeras. Kaydy Cain da cuerda al abanico de ritmos latinoamericanos de “Calle Amor”, ya de por sí amplio, y lejos de anclarse en el reggaetón firma un disco riquísimo en cuanto a influencias y géneros que, a veces, conviven incluso en la misma canción. Véase “Mentiroso”, una hibridación de salsa y reggaetón -con sample de Fela Kuti incluido- que se contagia desde los primeros acordes de piano y que está entre los hits inapelables del disco. Tanto este como “El Otro” y “Algo Como Tú” son temas de 24K. Y son muestras del enfoque con el que ha abordado este largo: Kaydy juega con una variedad de registros más amplia que nunca, deja las concesiones justas a su cara más rapera y piensa en hacer mover el culo pero también los pies. En dar color a una escena que aún anda en pañales a la hora de absorber toda la riqueza de la música de baile latinoamericana. Hay algún traspiés doloroso, como “Soy un G”, pero en “Lo mejor de lo peor” hay, en definitiva, mucha más dinamita que polvora mojada. No es ni un disco redondo ni un disco para convencer a nadie: es sucio, crudo y se baila bien. Y esa es la idea. Tómalo o déjalo.