Total Freedom
DiscosKathleen Edwards

Total Freedom

7 / 10
Don Disturbios — 29-08-2020
Empresa — Dualtone
Género — Folk Rock

Por más que repita el nombre de Kathleen Edwards cientos de veces, la mayoría de nuestros lectores no tendrán ni idea de quién demonios les hablo. En su contra juega el enorme hándicap de haber abandonado el mundo de la música durante la friolera de seis años. A su favor lo hace un disco fantástico como Voyageur (2012), que la puso en el mapa del folk-rock americano, y una efímera, aunque mediática relación sentimental, con Justin Vernom (Bon Iver) que, para ser justos, debería ser borrada ya mismo de su currículum por mucho que su implicación fuera básica para grabar ese disco y sacar a la canadiense de su zona de confort.

Siendo breve os explicaré que Kathleen Edwards no era feliz, a pesar del éxito que había cosechado con su disco de 2012, que la había llevado a girar sin descanso por Estados Unidos y su Canadá natal. Su divorcio, con el también músico Colin Cripps en 2011, el inesperado éxito de su álbum y la mediática relación con Justin Vernom durante esa época, la llevó a un estado de infelicidad de la que en parte salió con un cambio de rumbo radical en su vida. Katheleen Edwards montaba una cafetería en Ottawa y dejaba aparcada su carrera musical en un para siempre que ha resultado ser un largo hasta luego. Tuvo que ser una inesperada invitación de la también cantautora Maren Morris para volar hasta Nashville y colaborar en su disco “Girl” (19), lo que despertó ese gusanillo interior que todo artista guarda en su interior, por mucho que la realidad se empeñe en afirmar lo contrario.

El regreso de Kathleen Edwards lo retoma más o menos justo dónde lo había dejado, aunque cabe decir que este correcto “Total Freedom” no supera a su anterior “Voyageur” (2012). Algo que iba a resultar bastante difícil por no decir imposible. Así, de entrada, el disco se abre con una luminosa y trotona canción titulada “Glenfren” que no obstante tiene ese aire demasiado clásico, incluso tópico, que acaba impregnando buena parte del álbum. La cosa mejora con “Hard On Everyone” donde alcanza cierta tensión y su voz reluce sobre un excelente trabajo de guitarras. Sin embargo, el tono del disco pronto va a estar lastrado por temas como “Birds On a Feeder”, “Simple Math” o “Feelings Fade”. Canciones sosegadas e intimas que se disfrutan, pero que no acaban de dejar el poso que debieran. Y no lo hacen porque andan faltas de ese sello de autor rotundo que sí saben imprimir artistas como Neko Case o Aimee Mann, por poner dos ejemplos. La cosa mejora con una pieza con una melodía tan dulzona como “Options Open” y la -¡aquí sí!-  preciosista introspección de un tema como “Ashes To Ashes” del que el álbum anda tan necesitado para lograr cumbres mayores.

Pese a todo lo escrito “Total Freedom” es un álbum de regreso correcto, que vuelve a abrirnos la oportunidad de contar con una artista de excelente registro vocal que ha demostrado su valía y que, de desprenderse de algún que otro tic que la lleva a cierta estandarización, puede darnos grandes alegrías en el futuro. Así que démosle la bienvenida de nuevo.

Lo siento, debes estar para publicar un comentario.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.