Hacer un disco diferente, original, especial, fue la meta que se propuso Kase-O cuando decidió volver a publicar un disco de rap. Aunque ello haya supuesto desmarcarse del sonido de Violadores del Verso para arrimarse a la sonoridad de su Jazz Magnetism. Y es que “El Círculo”, quizá el disco más esperado de la historia del rap español, se aleja del funk y el hardcore (exceptuando en "No sé que voy a hacer" y en las colaboraciones) para adentrarse en una música mucho más orgánica e instrumental, donde reinan los tempos lentos y los estribillos melódicos. El sonido de Kase-O, su rap, ya no es el de antes y al principio puede costar digerirlo, pero estas instrumentales tan experimentales e inusuales han servido para comprobar que sigue manteniendo su inigualable dominio del micro. Canciones como "Mazas y Catapultas", un auténtico experimento musical con el que pone a prueba su versatilidad y su voz , demuestran que su dinamismo, su estilo, sus excelentes letras y su flow se mantienen intactos e incluso suben un escalón en “El Círculo”, devolviendo a Javier Ibarra el trono que nadie ha conseguido arrebatarle aún en el hiphop.
Prueba de este cambio es que en el disco apenas hay tres producciones del R de Rumba, arquitecto del sonido de Violadores, y muchas de las instrumentales están producidas por el propio Kase-O. Quien ha guardado en el baúl de los recuerdos los bombos y cajas, su clásico bombo clap, para crear su nueva música a base de pianos, violines e instrumentos reales. Perdiendo así algo de energía y de fuerza para dar paso a un rap que, sin embargo, es capaz de transmitirnos muchas más emociones (escúchese si no "Basureta", donde el cantante acaba la canción llorando). Y es que no podemos olvidar que el bueno de Kase anda ya cerca de los cuarenta, ¿tendría sentido que siguiese haciendo canciones al estilo de "Ballantines" o "Mierda"?
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