Los regresos tardíos tienen bastante peligro. En muchos casos nos devuelven una versión acartonada de las glorias pasadas. Las bandas suelen copiarse a sí mismas para intentar complacer a su parroquia después de tanto tiempo en barbecho. Claro que hay excepciones, y me atrevo a afirmar que la de los de Boston es una de ellas. Su nuevo disco exhibe una frescura sorprendente.
Grabado por su técnico habitual Andy Hong, este séptimo trabajo, concebido a raíz de las reediciones de su material clásico, llega dos décadas después de “Pockets”. Pues bien, las virtudes del trío se conservan intactas en estas nuevas canciones, algunas de las cuales ya han venido tocando en directo desde su regreso a los escenarios. El tono jovial y urgente de muchas de ellas no puede más que ser producto del reencuentro feliz entre Geoff Farina, Jeff Goddard y Gavin McCarthy. En tiempos en los que cada semana se publican discos sofisticados repletos de arreglos y producción, cuando se puede hacer casi cualquier cosa editando en el estudio y usando un millón de efectos y recursos, he aquí unos excelentes músicos que hacen de la austeridad más espartana -portada incluida- su gran virtud.
Ya en su momento de gloria, cuando se ganaron una pequeña legión de incondicionales gracias a esa honestidad tan americana sin trampa ni cartón, Karate ampliaron las muchas veces estrechas miras de lo que se bautizó como “slowcore” con requiebros de jazz, pop inteligente, rock vintage y otros géneros insospechados. Y en ésas siguen. Quien busque sorpresas epatantes o fuegos artificiales se ha equivocado de disco. Bajo, guitarra, batería y la voz de tono juvenil de Farina juguetean entre sí, dialogan y se cuidan como si no hubiera pasado el tiempo, con temas de la inmediatez de “Defendants”, “Cannibals” -que, además, habla de la deshumanización-, la rockera “People Ain´t Folk”, la magnífica “Fall To Grace”, en la que condensan sus virtudes de un modo un poco más expansivo o la melancólica “Silence, Sound”, con la que terminan. La nitidez exquisita del sonido es perfecta.
A algunos todo esto les parecerá anticuado, viejuno o poco experimental. Ellos se lo pierden. Lo esencial no pasa de moda. Que a pesar de todo grupos como Karate sigan en activo haciendo buenas canciones es una bendición.
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