Podría reafirmarme en esa teoría que desvirtúa la producción actual de discos en directo, simplemente por no aportar nada al statu quo de cualquier banda contemporánea, si no fuera porque “595” es una grabación póstuma de Karate.
Así nos lo confirma el lapidario ‘RIP 1993-2005’ del interior de la carpeta de esta especie de grandes éxitos a la vez que, por desgracia, única muestra ya de lo que queda de sus magníficos directos. Porque con esta selección de temas sacados a relucir un mayo del 2003 en algún lugar de Bélgica, probablemente lo más granado de sus últimas obras, aquellos que en su hora no les siguieron de cerca podrán hacerse una idea lo bastante exacta de por donde transitaban los pasos de los americanos, cuáles eran las limitaciones y el entorno –alrededor del postcore y el jazz- que creativamente el trío se fijó antes de su disolución. Respecto al concierto, aparte de algún que otro destello en forma de improvisación con la que apartarse de la trascripción directa de sus álbumes, nada que objetar. Simplemente, y pese a lo que algunos digan, remarcar el buen hacer que Farina y los suyos siempre han poseído.
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