Kanye West es el artista más importante de su generación y, sin duda, uno de los más importantes de lo que va de siglo XXI. “Donda”, el álbum que ha visto la luz por sorpresa, después de un año, después de una semana, de un mes, de retraso; después de tres listening parties donde se ha terminado de hacer consciente como artista definitivo; después de haberse presentado a las elecciones de Estados Unidos, de haberse presentado al mundo como alguien con problemas mentales y antes de haber dicho que Universal, la discográfica con la que lleva toda su vida y que le ha financiado generosamente sus experimentos artístico-musicales durante años había lanzado el álbum sin su permiso. Un álbum que no es su consagración como músico, sino como algo más.
Kanye West se ha convertido en un símbolo, en un músico capaz de trascender las fronteras de la música para hacerse representante de una forma única de pensar que apenas nadie puede compartir pero de la que todo el mundo quiere hacerse testigo, ya sea para criticar o para alabar. Todo a su alrededor ha dejado de ser normal, generado desde su misma persona, el mundo en el que parece vivir Kanye West y el que nos muestra es un catálogo de formas de vivir que no encajan, no encajan, no encajan, con el mundo actual y a la vez serían imposibles de entender sin el mundo actual. Kanye West crea como un demiurgo sensacionalista, pero en su música, en su arte (a veces resulta hasta irónico hacer esta diferenciación, pero el noventa de lo que escuchamos –me da igual lo que sea que escuche el lector– no es arte) está la verdad sencilla de todos nosotros.
“Donda” es un álbum en el que, a través de Dios, Kanye West vuelve a conectar con la figura de su madre, muerta en 2007 en una operación quirúrgica. Esto, aunque a unos y a otras les parezca imposible, es absolutamente revolucionario en 2021. El futuro tal y cual, no dejan de enviarnos mensajes ilusos y esperanzadores sobre el futuro, pero “Donda” es un álbum en el cual se llega a la madre, a la matriz, a lo primario, desde Dios. Un álbum que, en pleno delirio poliamoroso, se presenta en público con una renovación de los votos de amor con su mujer, Kim Kardashian. Esto es algo que solo un artista total puede representar sin parecer parte del pasado. Kanye West quiere ser el futuro, y lo consigue a través de su combustión personal. “Donda” es como la expulsión del paraíso de Adán y Eva al revés; lograr la inmortalidad mediante la asunción de la humanidad.
La grandilocuencia es evidente en “Donda” pero no llega a ser pretensión ni pedantería. Quizá todavía no somos conscientes, pero que un rapero negro que lanzó su primer álbum en 2004 se haya convertido en el artista más importante de su generación no ha pasado antes. Rap, raza negra, Dios, familia, showbusiness… son conceptos que hace quince años no asociábamos con el arte.
En fin. “Donda” es un autentico delirio de casi dos horas de duración. Veintisiete canciones, más de dos decenas de colaboraciones vocales, más del doble de productores involucrados, entre los que se cuentan el incombustible Mike Dean, mano derecha de Kanye en sus últimos proyectos, Weezy, Boi 1da o 88-Keys. En cuanto a los cantantes incluidos contamos (y nos dejamos a más de la mitad) a Playboi Carti, Jay Z, Young Thug, Don Toliver, Ariana Grande, Pop Smoke, Dababy o Jay Electrónica. Kanye West ha conseguido sublimar su figura única y personal a través de la colaboración con otros artistas obviamente inferiores individualmente hablando, en lo que supone un signo evidente que Kanye West es un artista de nuestro tiempo. Artistas que, claro, pasan automáticamente a la historia por formar parte de su discografía, como Saglieri pasó por convivir con Mozart.
Atrevidas, vanguardistas, conscientes de su originalidad, las veintisiete canciones que componen “Donda” son una visión musical de Kanye que ha conseguido en este trabajo aunar el sonido de toda su trayectoria. Por aquí y por allá aparecen referencias a sus álbumes anteriores: un sampler, un ad lib, una melodía… Lo que parece un ejercicio de experimentación de Kanye también puede entenderse como el encuentro de un artista con su forma artística momentáneamente definitiva. West es –como mínimo– una década mayor que cualquier artista relevante que venga del hip hop o derive el hip hop como género musical a día de hoy. “Donda” es gospel, es electrónica, es fraseos rap, es pop y es Kanye.
En mi opinión, hay ciertas “canciones” de “Donda” que en un día y medio han adquirido entidad de clásicos. No como “I Just Wanna Say I Love You” sino como Hopper o Basquiat: “Jesus Lord”, “Off The Grid”, “Moon”, “24”, “Believe What I Say”, “Praise God” o “Lord I Need You”, una canción en la que , como hizo con “Wolves” en “The Life Of Pablo” vuelve a elevar los estándares de las canciones de amor; esta vez, en un sentimiento plasmado a través de las referencias religiosas.
“Donda” destaca además por su estructura. No es solo que tenga veintisiete canciones, es que ha conseguido que el oyente que escucha el álbum viaje más de una vez al mismo lugar. Lo consigue con los tracks bautizados como “pt 2”, que no son añadidos, sino lo que normalmente conocemos como remixes. A nivel filosófico es pura hipermodernidad. El avance consiste en incluirlos en el álbum en sí con la esperanza de encontrar continuaciones cuando no. Imagínense, están escuchando por primera vez el que será su álbum favorito hace treinta años, en vinilo o cassete, y les ha gustado una canción y, mientras escuchan el resto, fantasean con volver a escucharla otra vez en cuanto termine la cara, cuando, de repente, se la vuelven a encontrar, con una sección extra, o añadiendo a otro artista. Esa es la sensación que recrea West en “Donda”.
No se puede explicar “Donda” sin el homenaje a la madre de Kanye West. Pero pienso que, en lugar de alucinar mientras vuelvo a escuchar el disco, puedo traer aquí, a mi reseña sobre el álbum más ambicioso que he escuchado, la canción manifiesto (porque sí, esto al final es música) que le regaló Kanye a su madre. Escrita en el 2000 (cuando Kanye no era nadie), incluida en “Late Registration”, de 2005 (cuando Kanye empezaba a ser alguien), la grandeza viene evidenciada a veces desde la premonición. “Donda” vive ahora para siempre, pero Kanye podrá estar tranquilo porque todo lo que la quiso se lo dijo mucho antes.
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