Resulta difícil digerir el cambio
de camisa de Tiësto. El holandés ha efectuado una maniobra inesperada: rodearse
de una galería de colaboradores de diferentes escenas (de Calvin Harris a Nelly
Furtado) para dar forma a un disco que es como un surtido Cuétara. Lo más
sorprendente es que ha contado con gente como Kele Okereke (Bloc Party) o Jónsi
(Sigur Rós), personajes totalmente alejados de un género tan frívolo como el
trance-pop que el amigo practica. La impresión que da Tiësto es la de ir de
Mesías. "Soy tan grande que puedo hacer un disco que tenga aceptación en
todas las escenas", debe pensar. Tiësto va a por la moneda. Este disco es
la carta de presentación perfecta para promocionarse como remixer tanto en el
mainstream como en el indie de estadios (ya ha remezclado a Editors). Y lo va a
conseguir, porque el pavo sabe tocar las teclas necesarias para conseguir ese
sonido maximal de sintetizadores expansivos y melódicos que puede conseguir que
tu madre se interese por la electrónica. No se le puede negar a Tiësto el
talento en la factura de temas trance resultones, pero, qué quieren que les
diga, no me lo imagino en el Primavera Sound. El disco tiene algún momento
pasable como el tema que da nombre al álbum (lo canta Jonsi) y algún track de
electro gamberrete a lo Beny Benassi (tampoco es mucha garantía que digamos...)
que podrían colarte en alguna sesión truchera, pero en líneas generales este "Kaleidoscope"" es carne de Discoteca Tropics de Lloret de Mar.
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