Empecemos con una obviedad, Kaiser Chiefs nunca han sido del gusto de la crítica. A pesar de vender casi tres millones de copias de su debut, dos de ellas en UK, ni siquiera en su país han tenido a la prensa de su lado. Leeds no es brillante por mucho que la banda se empeñe y su música nunca gustará a los paladares más exigentes. Aunque la clase obrera y la common people siempre los ha apoyado. No han inventado nada, sus letras no son nada del otro mundo y su carisma se reduce a un líder tan volátil como impredecible y es que hacer de jurado en un programa televisivo musical es de traca...
Empecemos por decir que lo de música de pub siempre me ha jorobado. Etiquetar a bandas con ese término me ha parecido de una bajeza moral enorme. Ahora resulta que los universitarios y dueños de masters van a decidir qué es lo que debe escuchar la clase obrera, Idles y Sleaford Mods es respetable, pero Kaiser Chiefs son los The Stranglers o los Hot Rods de la actualidad. Esos mismos que usan ese apelativo tan alegremente, deberían comerse la discográfica de Dr. Feelgood vinilo a vinilo.
Con este séptimo disco Kaiser Chiefs vuelven a la casilla de salida. Intentan recuperar el pulso de su debut y olvidar sus coqueteos con el dance de su anterior disco. Quizás sea una debilidad personal o uno de esos guilty pleasures, pero adoro a los de Leeds. Sus directos tanto en salas pequeñas como en grandes festivales siempre han sido notables y sus discos me han aportado las dosis necesarias de realidad y simpleza que la vida necesita de vez en cuando.
"Duck" nos devuelve a los Kaiser de 2005, pero más maduros. Con composiciones tan veraniegas como redondas. Con ecos de épocas pretéritas -de ahí el guiño del título a esos críticos despistados- y es que estoy seguro de que todo un Lester Bangs sería seguidor de ellos como lo era de Guess Who. Este séptimo trabajo son once postales musicales que, desde el pop más vitaminado al rock menos afilado, nos transportan a lugares conocidos por todos. La clase obrera somos así: trabajamos once meses y en vacaciones no queremos complicarnos la cabeza. Nos coformamos con darnos algún capricho y soñar con que algún día nuestra suerte cambiará. Kaiser Chiefs son así, capaces de poner música a una tarde de aperitivo en el barrio romano del Trastevere, pero también a una noche de farra desenfrenada en Palma de Mallorca. Por mucho que les pueda doler a muchos, cortes como su primer y anti Brexit single "People Know How To Love One Another", "Wait", "Don't Just Stand There, Do Something" o "Golden Oldies" son canciones pop perfectas y quien no lo entienda tiene un problema.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.