The Omen
DiscosKabbalah

The Omen

8 / 10
Kepa Arbizu — 09-01-2022
Empresa — Rebel Waves Records
Género — Rock

Ya lo anunciaban los versos de Paul Éluard: hay otros mundos pero están en éste. Y son precisamente en esos territorios ignotos, lejanos e incluso colindantes con aquellas realidades que pretendemos enterrar, donde la banda Kabbalah -haciendo honor a su nombre- encuentra la inspiración artística. Formada a partir de dos de las integrantes de Las Culebras (Carmen Espejo y Marga Malaria), este trío navarro traslada su interés por lo esotérico, el ocultismo y en general los universos lúgubres hacia un entorno musical que propulsa todo ese ideario a través de un rock duro, que alcanza hasta el doom metal, recubierto de un manto misterioso que al mismo tiempo resulta cautivador e intrigante. Unas sensaciones en las que también tienen cabida inspiraciones provenientes de otros disciplinas, lo que las hace poseedoras de una rica lírica, que al margen de teóricos inspiradores como Aleister Crowley o Anton LaVey, se alimenta de los sombríos versos surgidos de la escritura de Charles Baudelaire, Lovecraft o Edgar Allan Poe.

Si hasta el momento no fuera suficientemente tétrico el contexto en el que se desenvuelve esta formación, la elección para decorar la portada de su último disco, “The Omen”, con el osario hecho a base de esqueletos humanos de la capilla ubicada en Kutna Hora (República Checa), resulta una nueva, y categórica, confirmación respecto a una apuesta conceptual impactante y tenebrosa. Propuesta que para este capitulo concreto, y en su categoría estrictamente musical, prescindirá ligeramente de su armazón más férreo y robusto, aunque el cavernoso hard-rock siga haciendo de pegamento principal, para dejar más espacio al aspecto melódico, sobre todo logrado por medio de unos juegos vocales que sustituyen las cabriolas guturales habituales en este tipo de géneros por enigmáticas líneas de folk, camino que lejos de dulcificar la puesta en escena la sume en una turbadora neblina.

Los abrasivos riffs iniciales que nos introducen en el álbum, y por tanto en el primero de sus temas, “Stigmatized”, funcionan como heladores pasos que, en consonancia al contenido de la canción, nos adentran en una de esas mansiones encantadas y repletas de espíritus que se aferran a nuestra memoria. Un paulatino transcurrir que conllevará el desarrollo de una psicodelia de in crescendo demoníaco. No necesitamos, aunque los iremos descubriendo, más datos para reconocer que ese sonido clásico y perturbador tiene su origen en bandas como Black Sabbath, Iron Butterfly, Blue Oyster Cult o Pentagram, aunque sin rehusar de representaciones contemporáneas (Ghost, Candlemss...) teñidas de ese mismo carácter. Una base que adquiere su forma más rotunda en el sobrio aquelarre al que nos convidan en “The Ritual” o en “Ceibas”, donde liberan fraseos interpretativos de pesadillesca sutileza, haciendo que sus floridos versos cubiertos de ropajes maléficos se lancen a realizar una apocalíptico, pero realista, retrato de la destructiva deriva medioambiental.

Difícil será encontrarse en este disco algún espacio libre de electricidad, una presencia que sin embargo se tornará bajo variadas tonalidades. En ese sentido “Night Comes Near” resultará menos incisiva, incluso llegando a representar una cierta ligereza pop en la forma de afrontarla, priorizando un sentimiento más envolvente, algo que se puede aplicar de igual manera a una “Lamentations” de,eso sí, alto amperiaje. Un camino todavía más rítmico, siguiendo la estela del post punk ochentero llevado a cabo por Bauhaus o Sisters of Mercy, será el tomado por “Duna”, mientras que la invocación mortuoria de “Liturgy” se celebrará bajo una vaporosa ceremonia.

A Kabbalah no solo se le puede reivindicar por representar una de las propuestas más originales y alejadas de moda alguna que hay en el panorama vasco, sino por su forma de plasmar musicalmente aquellos aspectos más sombríos del alma alejada de clichés y bajo una fórmula que, sobre todo en este disco, reúne tensión y delicadeza en un mismo cuerpo, y es que en definitiva ese temido ente representado por el Diablo no deja de ser un ángel castigado y defenestrado, por lo que es normal que entre su mirada se cuele también la luz que alguna vez contuvo. Pero la apuesta de este trío navarro sigue surgiendo decidida desde lo más profundo de las catacumbas, dispuesta a enfrentarnos a ese turbulento reino de las tinieblas que sin embargo sigue proyectando un sospechoso perfil humano, demasiado humano.

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