José González lleva lo supremo de su elegancia estampado en el carácter, lo que inevitablemente le impulsa a imprimir ese don a todos sus pasos artísticos, emocionando hasta humanizar al oyente en cada uno de ellos. El segundo álbum al frente del Junip, tras la recuperación del proyecto el pasado 2010, es un compendio de inhabitual belleza, tejida con delicadeza y sin estridencias en base a la solidez y profundidad de unas canciones extraordinarias. Las exquisiteces vocales del músico resultan idóneas acompañantes para las inteligentes y seductoras maniobras instrumentales ejercidas por Elias Araya y Tobias Winterkorn. La formación sueca completa un álbum preciosista, sedoso y emocionante, que consigue superar el de por sí sensible encanto latente en su antecesor “Fields” (Mute, 10), al tiempo de confirmar la trascendencia de la definitivamente renacida banda escandinava. Imprescindibles.
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