La entrega previa de Juniore pasó desapercibida para la gran mayoría, en lo que sólo cabe calificarse de error, siendo que “Un, Deux, Trois” (Outre Disque, 20) fue uno de los discos más sugerentes y encantadores de aquella temporada. La formación francesa liderada por Anna Jean amasa en sus obras unas texturas específicas, resultantes de entreverar indie-pop, algo de electrónica, doo wop, chanson francesa y un meditado regusto –aunque convenientemente actualizado– a chicas de los sesenta del tipo de Françoise Hardy, The Ronettes o The Shangri-Las.
Elementos todos ellos argumentados por la sensual interpretación de Jean, siempre seductora a la hora de poner voz a estas trece nuevas piezas. Unas sensaciones que reviven, al menos de manera intermitente, en el presente “Trois, Deux, Un”. Concretamente, cuando asoman las mejores piezas de la entrega, caso de “Le Silence”, “Bowling De Diano Marina” o “Monumental”. Destacadas a las que cabría añadir “Méditerranée”, “Sauvage”, una “Dans Le Dos” tras la que podría haber estado Kim Deal, “Déjà Vu” o la final “Elle est où”.
Lo cierto es que la referencia resulta demasiado extensa, circunstancia que mengua la chispa poco a poco, mientras el efecto sorpresa se evapora y da paso a una secuencia agradable pero sensiblemente más tibia y ya alejada de la euforia. “Trois, Deux, Un” se sitúa un peldaño (o dos) por debajo de su antecesor, aunque los seguidores de bandas como Stereolab, La Luz, Brijean, Air o Best Coast harían bien en darle una escucha para disfrutar con algunas de esas modestas dianas que, entre sus cuarenta y cinco minutos, alberga el disco en cuestión.
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