En esta época en la que impera lo tecnológico y la pregunta más frecuente pasa por saber qué sucederá con la inteligencia artificial y en qué momento esta sustituirá algunos trabajos, tareas y funciones, choca que haya tanta gente joven que apueste por ir a la raíz de las cosas con la tradición como punta de lanza.
La lista sería interminable. Desde Anna Ferrer, Sofia Comas, Joana Dark a otras artistas con un mayor poso de modernidad como Queralt Lahoz y María José Llergo que, partiendo del flamenco y combinándolo con el presente más rabioso, también tienen curiosidad por descubrir de dónde vienen las sonoridades con las que trabajan y cómo se llega a ellas. Incluso podríamos afirmar que en el cine ocurre algo similar, con obras como el fenómeno de “Alcarràs” u otras como “Suro”, “20.000 especies de abejas” o “Pan de limón con semillas de amapola”.
En todo ese universo encaja Júlia Colom. De hecho, diría que abre una nueva ventana y, si nada falla, la mallorquina va a destacar por méritos propios dentro de esta nueva ola de artistas. Solo hay que escuchar “Miramar” para ver como combina la cosecha propia y la ajena, con piezas que forman parte del pasado rural mallorquín (“Que m’abrasaba”, “Tonada de segar” y “Tonada de collir figues”) con otras que no.
Con el trabajo delicado y exhaustivo del músico de jazz Martín Leitón (ex Seward) en la coproducción, e invitados como Pol Batlle, Júlia Colom dibuja un disco en el que no faltan los sintetizadores, básicos para darle más riqueza a canciones como “Ell i ella” o esa “Estrófica” en la que utiliza un fraseo actual y urbano. En los dos minutos que dura “Enveja” (en general las canciones del disco son cortas) habla sobre el dolor que causan los puñales por la espalda y las habladurías; en la celestial “Camí amunt” imagina una huida para tomar decisiones. Pero, de este lote de composiciones que evidencia el gran talento de la joven, “Persones” es la mejor demostración de que la madurez artística no tiene por qué estar ligada a tu fecha de nacimiento. Escuchando “Miramar”, cualquiera podría imaginar que Júlia Colom lleva más de veinte años haciendo esto.
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