Judit Neddermann se ha dejado guiar por el instinto. Ha dejado que el plan fluya y las canciones se sucedan con naturalidad. Quizás la inclusión de una nueva lengua como el castellano ha influido, Judit canta con menos ataduras, más suelta si cabe. Puede que el optimismo con el que afronta el proyecto y la nula necesidad de ambicionar algo que ahora no toca, ayuda a que su voz suene distinta. Judit Neddermann, así lo anunció con su anterior “Nua”, busca mostrar su lado más crudo, desnudarse emocionalmente y plasmar esa cara positiva a través de las canciones. Para “Aire” insinúa que ha dado un paso más allá en ese discurso, si bien también podríamos hablar de libertad y de darse ese aire que proclama el título. Son tiempos de mirar más hacia dentro, con lo que todo cobra sentido, un sentido que ni siquiera ella imaginaba cuando empezó a grabar un disco que, quizás, tenía otros objetivos.
“Aire” es el triunfo de la sencillez y lo simple. La belleza de lo que cuenta en temas en que no da rodeos, y por esa guitarra que suena tan nítida, tan fresca. De alguna manera, dada su formación, las compañías que ha tenido durante su viaje y la presión de demostrar su valía como músico, a Neddermann no se le había pasado antes por la cabeza hacer un disco de este tipo. Ahora sí, y es una suerte.
Abriendo, “Canta” nos marca el camino con una sonrisa; en “Luna” habla de sueños y esperanza; “Borro mi nombre” fue la primera prueba de que el castellano estaba en el guión y está claro que le funciona a las mil maravillas; en “Vete”, su tono recuerda a la música de Tulsa; en “No me quiero enamorar” casi nos convence de algo que, sinceramente, sabemos que no es verdad. En piezas como “Vicio” se rebela, con su estilo y palabras que duelen si se escuchan con atención, marcando quién sabe si una senda, más canalla y urbana, para futuros trabajos. Y no podemos pasar por alto “Jo et canto a tu”, una canción que le escribe a su madre y que interpreta junto a su hermana Meritxell (Maro también colabora en el disco), una carta de amor en la que brota la generosidad. La misma que emana de una artista que puede seguir presumiendo de currículum, estudios y colaboraciones, pero que, a partir de ahora, lo podrá hacer sobre todo de este “Aire”, un disco que seguramente cambie su vida para siempre.
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