En un abrir y cerrar de oídos se degusta este estreno en formato largo del, por otro lado, ya curtido productor británico Peter O'Grady, esto es, Joy Orbison. Como muchos ya sabréis, nos sentamos ante un artista archiconocido en las no pocas guaridas de la electrónica que invade el subsuelo londinense. Su ciencia se ha paseado por sellos tan relevantes como Hotflush, Aus o Hessle Audio.
Hasta catorce piezas se acomodan en este, repito, suspiro de álbum (también presentado como mixtape). Además de por su hermosa factura, su master limpio, en “Still Slipping Vol. 1” las canciones apenas alcanzan los tres o cuatro minutos. ¡Contentas tienen que estar las radios! Tan solo un par de excepciones. “Better”, donde participa Léa Sen aportando serenidad y dulzura con su voz. Y “Born Slipping”, casualidad o no, los cortes más houseros del lanzamiento. En este sentido Joy Orbison se desvive por el sosiego bailable. Abatido pero al mismo tiempo amable. Del que te corres despacito…
Otros de los puntos llamativos de la propuesta es la participación de miembros de su familia y un acertado cuño de artistas que ayudan a matizar el formidable sonido del amigo O’Grady. Con notas de voz integra a sus padres, hermana, primos e incluso a su tía Helen. A tener muy presente que fue su tío Ray Keith (leyenda del drum’n’bass) y primo Leighann quienes le inculcaron desde bien enano la pasión por los ritmos rotos. Es en este sentido, quebrando las pautas del beat, y sodomizando líneas de bajo, donde me sigue ganando. En esta ocasión nos revolcaremos como guarros en el barro gracias a títulos como “Sparko”, “Bernard?” o “Runnersz”. Travieso, pero absorbente siempre. En cuanto a las colaboraciones vocales, me encantaría destacar a Edna (“’rraine”) por su fantasmal sutileza y Goya Gumbani, enigmático MC y poeta del jazz urbano que presta sus versos a “Playground”.
En definitiva. Estamos ante otro gran salto de un productor muy resolutivo y bandera de la actual vanguardia electrónica y callejera londinense. Un disco de sombras que al mismo tiempo resulta cálido y puro. Íntimo en cuanto a lo que reflejan sus canciones, detallista si nos sumergimos plácidamente en su particular caldo de soniquetes sintéticos (no me marcharé sin mencionar el placaje que nos hace con “Froth Sipping”), post-dubstep, house y future garage. Versatilidad para sentirnos, como no, en familia.
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