Si “Send Away The Tigers” supuso un retorno a la buena dirección tras el aburrido y vacuo “Lifeblood” y el irregular “Know Your Enemy”, esta falsa segunda parte de “The Holy Bible” revivela inspiración del mítico disco y se sitúa a su misma altura. La historia, la conocemos. Letras del desaparecido -ya oficialmentemuerto- guitarrista y alma de la banda, Richey Edwards, que la banda tenía guardadas y que han recuperado en un momento nuevamente dulce, tras el éxito de crítica y ventas de su anterior disco, tratando de no dar la imagen de aprovechar el acontecimiento para revivir una carrera en decadencia. Y qué bien les ha salido la jugada. Como si de alquimia se tratara, las letras inteligentes y dolorosas de Edwards insuflan nueva magia inspiracional en sus compañeros de banda. Nicky Wire y cía han facturado uno de sus mejores trabajos, compacto de principio a fin, brillante, excitante. Alejados del pop pomposo de sus últimos discos, y de vuelta al art punk de sus inicios, no encontramos ningún gancho melódico como en “Your Love Alone Is Not Enough” u “Ocean Spray”, ni ninguna joya de orfebrería pop como “Design For Life” o “If You Tolerate This”, pero es el primer disco de la banda -desde, ejem, “The Holy Bible”- que se disfruta escuchándolo de principio a fin, que se recarga en sus matices, en la intensidad, la crudeza y la emoción que transpiran cada uno de sus temas. La producción liberadora de SteveAlbini -hay productores cuyo trabajo, como el algodón, no engañan- y la portada, una obra, como en “The Holy Bible”, ambigua, magnética y enigmática de la artista Jenny Saville, son el adorno final de lo que supone un nuevo hito en la carrera discográfica del ¿cuarteto?
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