Hay carreras, en esto de la música popular, que prenden y despegan como un cohete de esos de veinte euros en San Juan, solo para ofrecer un efímero destello y caer a tierra con olor a chamusquina. Otras –las más– se trabajan a pico y pala esperando que el trabajo y el talento acaben por llamar a las puertas de una audiencia más amplia que la inicial. “Mientras Dios no mira”, con pequeñas joyas como “Mañana”, “Sueño con fiestas” o “Desaparecer” podría ser finalmente ese aldabón. Un trabajo en el que la esencia mediterránea, siempre presente de un modo u otro en la música del gerundense, circula despreocupada y juguetona entre capas –no muy densas, ojo– de psicodelia y electrónica, con picos de rock vacilón (“Huyes”, puro glam contemporáneo) y pop de guateque sideral (“Un segundo más así”). Nueve canciones que son estación término y, a la vez, pista de despegue. O deberían.
Porque Jose Domingo –instalado ahora en Mallorca, cerca de su banda (Púter, Jordi Herrera y Gonzalo A. Cuentas) y de La Puerta Cósmica de Palam, su estudio habitual– lleva demasiado tiempo haciendo buena música. Muy buena, de hecho. Desde los tiempos en las filas de Psychoïne, banda de la que se despidió a la vuelta del cambio de siglo, hasta este quinto disco a su nombre su catálogo es digno de reivindicación urgente. Desde el precioso e intimista debut todavía cantando en inglés (“Suddenly”, 08) o esa deliciosa rareza en catalán poniendo al día sonidos tradicionales junto a Isaac Ulam (“Temple d'Aigua i Llum”, 13) hasta títulos como “Almería” (13) o “Vertical” (16), su trayectoria resulta tan aventurera como, en el fondo, absolutamente coherente. Cada canción, cada título visto en perspectiva parece, de un modo u otro, conducirnos hasta este “Mientras Dios no mira”.
Jose Domingo puede que sea, y tiramos de tópico, uno de esos llamados corredores de fondo. Pero hasta en las carreras de fondo hay una meta. Y aunque solo sirva para prepararse para la siguiente carrera, este disco lo es, una meta. Y que el público, ese ente difuso en las gradas del mundillo, mire atento a pista y premie su esfuerzo entre aplausos, simplemente urge.
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