Shiver

Es necesario haber seguido la trayectoria de Jónsi, Jón Þór Birgisson, líder también de Sigur Rós, para no sorprenderse en exceso con la escucha virgen del que es su segundo disco en solitario tras aquel “Go” que vio la luz hace una década. Esencialmente porque “Shiver” recoge a lo largo de su minutaje muchas de las filias actuales del artista islandés afincado en Los Angeles. Es posible que ello acabe dando una sensación de dispersión al álbum ante los oídos menos entrenados, pero no me cabe la menor duda de que quienes le sigan entenderán perfectamente porque a los momentos más calmados del álbum le siguen unos beats que no hacen prisioneros, porque tan pronto echa mano de Elisabeth Frazer (Cocteau Twins) en la preciosa “Cannibal” para firmar un dueto planeador como, apenas unos minutos más tarde, la emprende con unos bombos y unos glitches asesinos que tienen tanto del productor AG Cook (PC Music) como de Arca en “Wildeye”. Porque a unos minutos de ambient celestial le sigue una electrónica etérea llena de luz y a esta una arrolladora colaboración con Robyn que convierte la pista de baile en una zona de combate en “Salt Licorice”. Y así hasta llegar a “Swill”, una pieza en la que Jónsi suena como si Michael Angelakos de Passion Pit usase una de las bases más brutas de Charli XCX para redondear uno de sus nuevos temas. A partir de ahí, diez minutos de pop languidísimo, pero con el que Jónsi también se atreve a experimentar (sirva “Beautiful Boy” como ejemplo).

En 2020 y tras años acumulados en Sigur Rós, Riceboy Sleeps, Dark Morph y otras aventuras, Jónsi es exactamente lo que suena en “Shiver”. A algunos nos encanta que así sea, a otros quizás les aturde ese pulso entre lo experimental, lo ambient y lo pop. En todo caso, “Shiver” gana más con ello de lo que pierde. La necesidad de experimentar es algo que parece básico en los últimos pasos del islandés y uno de sus mayores atractivos, y nosotros que nos alegramos.