Como todo álbum instrumental y decididamente incidental, “First Light” tiene como objetivo poner al oyente en clima, abstraerlo de su realidad contemporánea y poseer sus sentidos por un rato. Se sabe que esta música de Jónsi estuvo en principio pensada para un videojuego, aunque el concepto fue creciendo en estudio y terminó en formato álbum. Al margen de las directrices sonoras que se le solicitaron al líder de Sigur Rós para adornar el sonido de ese proyecto en concreto, esta música derivó en un inspiracional sonoro de paz y armonía para el mundo, según palabras del mismo Jónsi.
Con esta idea y varias escuchas del álbum encima, asoma a las conclusiones una palabra de mucho peso: utopía. Nos pondremos cursis y preguntaremos: ¿Qué es la vida sin utopías, no? Jónsi dibuja sonidos de sentimientos en camino de sanación, de belleza espiritual y emoción profunda. La interfaz sonora es inequívoca, tal es así que mientras escuchaba los adelantos de “First Light”, consulté a algunas personas sobre qué origen creían que tenía esta música y la respuesta fue siempre “suena nórdico”. Claro, es que en el fondo, ese carácter sigue siendo indisimulable en la música de Jónsi y de la mayoría de la música que sale en concreto de Islandia. Fue Björk la que nos despertó a sus maravillas en el vídeo de “Jóga” hablando de y mostrando aquellos paisajes emocionales, también lo hizo Damon Albarn desde el salón de su casa, con un lago glaciar de fondo en aquel streaming desde el aislamiento.
Da la impresión de que el trajín de una tierra que se mueve rapidísimo lleva a los músicos a diseñar piezas en las que las situaciones se suceden con cierta lentitud, intentando dar espacio necesario para asimilarlas con naturalidad, cosa que no les permite la condición tectónica de su isla. En Islandia se suele decir que “si no te gusta el clima, espera cinco minutos que cambiará”. El refrán tiene sustento y la contestación de alguien como Jónsi es la de intentar contrastar esa naturaleza indomable con un nivel de arte excelente. A una geología impaciente, una música pacífica.
En estas catorce piezas en las que Jónsi trabaja junto al arreglista Nico Muhly (Philip Glass, Kronos Quartet, Björk) el tiempo se detiene, el ritmo de vida vuelve a un momento de contemplación; no hay quiebres en la lista de temas y la simbiosis instrumental –liderada por cuerdas y percusiones magnificentes–, que conjuga lo analógico, lo electrónico, lo clásico y lo vanguardista, es francamente exquisita. Entregarse a esta escucha es regalarse un momento de calidad; sin exagerar, “First Light” podría ser un exacto precursor de la healing music islandesa.
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