Jarak Qaribak

Ante el agotamiento que suelen proponer las músicas occidentales, siempre es recomendable tirar de aquellos artistas que actúan como punta de lanza hacia otros universos sonoros. Un servidor se atreve a comentar que muchas de las respuestas para quien busca reconectarse con la sensación inigualable del flechazo ante un nuevo sonido conmovedor pueden venir del mundillo de la música experimental o de las músicas del mundo, géneros que de tan amplios son imposibles de clasificar, aunque esto suene contradictorio. Por este tipo de razonamiento es por lo que este nuevo lanzamiento de Jonny Greenwood, guitarrista y compositor de Radiohead y The Smile, socio inquebrantable de Thom Yorke, merece mucho la pena si lo que se busca es cierta amplitud de miras en general, no solo musicales.

Greenwood toma la iniciativa una vez más como agitador cultural y su aportación continúa embebido en calidad, tal como en el disco "Junun", que lanzó en 2015 en sociedad con el músico israelí Shye Ben Tzur, en el que exploraban los sonidos del qawwali sufí. En este caso su partner es el también israelí Dudu Sassa, prestigioso y súper popular en su país guitarrista y músico de rock, perteneciente a una familia de vasta tradición musical entre los judíos mizrajíes.

“Jarak Qaribak” (del árabe “Tu vecino es tu amigo”) es un disco de tradición y experimentación a partes iguales y más allá de virtudes en las que nos detendremos más adelante es menester decir pronto que la producción compartida entre los dos protagonistas con una pequeña ayuda de un numeroso equipo de ingenieros entre quienes está Nigel Goodrich es sencillamente grandiosa. El trabajo explora y reversiona canciones de amor clásicas de Medio Oriente y Norte de África; standards de Marruecos, Argelia, Egipto, Jordania, etcétera, revitalizados a fuerza de creatividad y superación de barreras estéticas, pero con respeto por tales cancioneros tradicionales. Sumado a estas características básicas del proyecto, también está el no menos importante costado humanista del mismo: Tassa y Greenwood encomiendan estos clásicos de los distintos países a cantantes de otros países de la región, usualmente de territorios en rivalidad histórica (por ejemplo Ahmed Doma de Egipto entonando el standard argelino “Djit Nishrab” o la dubaití Safae Essafi cantando el clásico israelí “Ahibak”).

Esto define también a “Jarak Qaribak” como un proyecto que afortunadamente excede la música. Es reconocida la capacidad de Greenwood los arreglos de cuerdas (para comprobarlo se pueden revisar sus bandas sonoras originales) y en este caso hay un trabajo de amalgamar instrumentaciones de aquí y de allá que es impecable; esta forma de relacionar las distintas estéticas sonoras invita a pensar en un nuevo estilo. Aquí las diferencias significativas entre los tempos y tonalidades de Medio Oriente y Occidente llegan a un trabajoso acuerdo que hace que el oyente de este lado del mundo se vea seducido, atrapado por una suerte de “traducción” muy bien lograda que fluye cuando encuentra nuestros sentidos, tanto rítmicos como emocionales. El encuentro del mundo tonal y microtonal adquiere aquí un nuevo nivel.

Para esto ayuda el mencionado proceso de producción, en el que el oud sin trastes se abraza a las máquinas de ritmo, mientras la melancólica guitarra de Greenwood se aparea en profundidad con los incisivos ataques de cuerdas.
En definitiva “Jarak Qaribak” es un disco fundamental para el gentil arte de tender puentes culturales, hacer política de la mejor manera y sobre todo de ofrecer música fascinante que activa sentimientos y razonamientos positivos.