Lo ha vuelto a hacer, el señor Jonathan Julian ha regresado con un trabajo impecable, que une une como nunca sus ambientes atmosféricos con la pista de baile. Jon Hopkins nos trae “Singularity” una nueva criatura llena de armonías cristalinas, progresiones maravillosas y un extraño gusto a banda sonora (no sería la primera, recordemos “The Lovely Bones” o “Monsters”) y la épica espacial.
En este trabajo no encontrarás sorpresas o reinvenciones artísticas, solo Hopkins en estado puro, haciendo lo que mejor sabe hacer sin artificios, pero tapizado con más años de experiencia y sin olvidar esos solos de piano, testigos de sus colaboraciones con Brian Eno.
El disco se abre con el dramatismo de “Singularity” que sirve de obertura perfecta para “Emerald Rush” presentado como primer single y con un magnifico videoclip animado ambientado en una cueva de luciérnagas. Es sin duda el tema más representativo del disco, ya que combina a la perfección esa delicadeza con la que Jon guía a nuestros oídos desde un estado de flotación a la explosión hacia el baile. Lo mismo ocurre con “Neon Pattern Drum” y “Everything Connected” retozos elegantes con el IDM y chamanes del trance de un sábado noche. La calma llega con los coros angelicales y la belleza de “Feel First Life” dignos de un buen síndrome de Stendhal, que preparan para una segunda parte del disco pausada y relajada, en la que Hopkins nos invita a flotar plácidamente, buena muestra es “COSM” que funciona como colchón al primer solo de piano “Echo Dissolve” y a una nana final llamada “Recovery”. Entre ambos, “Luminous Begins” retoma el ritmo para recordarnos que el juego continúa, que el techno y las melodías clásicas pueden entrelazarse armoniosamente, como dos desconocidos que pasan una noche juntos y a la mañana siguiente pueden ser amigos.
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