Music for psychedelic therapy
DiscosJon Hopkins

Music for psychedelic therapy

9 / 10
Marta Terrasa — 26-11-2021
Empresa — Domino / Music As Usual
Género — Electrónica

Meditar cada día con una canción de Jon Hopkins (“Sit around the fire”) es algo que no esperaba, aunque tampoco me sorprende tanto como debería. Y es que si algo conocemos del músico y productor inglés es su capacidad por explorar las fronteras sónicas y acabar con la rigidez de las etiquetas. Su aproximación a la música es liberadora y líquida, capaz de amoldarse a momentos y situaciones dispares: desde los sets para headbangers festivaleros a un disco como “Music for psychedelic therapy”, al que Hopkins realmente quería llamar ‘música para un viaje de ketamina’. Tras los éxitos de Singularity(18) e Immunity(13), dos discos que rinden pleitesía al beat, el músico buscaba una nueva dirección: conceptualizar un nuevo género destinado a guiar los viajes psicodélicos. Más allá de Vivaldi, Bach o The Beatles -artistas recurrentes en las playlists de los terapeutas- Hopkins pensó que crear música específica para dichos viajes, llevaría al oyente a un nuevo clímax sensorial.

La inspiración para este trabajo surgió a raíz de una estancia en las cuevas Tayo de Ecuador, invitado -junto a otros creadores y científicos- por la artista Eileen Hall, hija de Stan Hall, quien las exploró ya en 1976. Pasaron varios días viviendo a dos cientos pies bajo la tierra, en cavernas del tamaño de una catedral, grabando todos los sonidos, meditando, visitando la zona. Los cortes “Tayos Caves, Ecuador” 1, 2 y 3, son las piezas centrales de este disco que entremezcla grabaciones de campo con el ambient; una versión au naturel del “Music for airports” de Brian Eno. Nueve canciones donde el drone, el ambient y la música clásica se alinean con elementos orgánicos, dando lugar a temas envolventes e hipnóticos, de sonidos alargados llenos de matices (“Deep in the glowing heart”), capaces de sumergir al oyente en un estadio de profunda relajación, pero también de concentración, por contradictorio que parezca. Puede que Hopkins compusiera el disco para ser disfrutado bajo la influencia de ciertas substancias, pero lo cierto es que más allá de convertirse en un medio, termina siendo un fin en si mismo.

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