Espada y Rosa Hasta Que Muera

DiscosJohnny Garso

Espada y Rosa Hasta Que Muera


7 / 10
Fran González — 27-09-2023
Empresa — Dale Play Records
Género — Punk Rock

Del inglés al castellano, de la árida California al confort del hogar, del guitarrazo crudo a la vanguardia imberbe y de la melancolía aciaga a la reivindicación airada. Así es “Espada y Rosa Hasta Que Muera” (23), el segundo álbum de Johnny Garso en primera persona y un giro radical en el sino de aquello que venía enseñándonos desde su primer trabajo, “REDTIMELINE” (20).

Su renovado verbo, vernáculo y libre de estándares yanquis, le permite alcanzar en este nuevo asalto atractivas cuotas de emoción, casi inéditas hasta la fecha en su registro, y comenzar a tantear así las mieles de un reconocimiento merecidamente más dilatado y extendido. La razón de ello también viene impulsada por el progresivo descubrimiento de una fórmula que le ha permitido aunar bajo una misma cubierta las diferentes aristas creativas que el cantante maño lleva perfilando desde una ya larga década en la escena, dando pie ahora y en su treintena al perfecto abrazo entre el sentimentalismo del cantautor más entregado (“Hasta que Muera”), la rabia del adolescente más visceral (“Hijo del caos, Hijo del rock and roll”), y la curiosidad de quien no quiere quedarse atrás y sigue explorando nuevos sonidos (“Amateratsu”).

Mientras que lo digital hace su particular esfuerzo por copar el envoltorio (“Piedra a Piedra”), Johnny Garso continúa tirando para el monte y haciendo gala de sus años como guitarrista, los cuales persisten en reforzar esa inmediatez con la que fluyen sus nuevos temas; ahora en castellano, sí, pero estructuralmente compartiendo la misma composición rítmica y silábica que poseían esas incendiarias baladas de pop-punk con las que muchos crecimos durante los dosmiles. Directos y al pie, temas como “La última canción que hablará de ti” no escatiman en echar corazón y piel a la ecuación, en aras de tocarnos la fibra, meter el dedo en la yaga y hablarnos de tú a tú (“No debí descuidarme y dejar que pintases de añil este lugar / Solo pienso en curarme”). Aunque por supuesto, su lengua madre le permite al susodicho ahorrarse florituras y pies de plomo, y entrar al cuello desde el inicio con un jugoso surtido de toques de atención que ponen sobre la mesa las múltiples fallas y chanchullos que sobrevuelan la industria (“Sálvese quien pueda”), recordándonos tras un sutil sonido de espada la integridad con la que busca teñir su hacer, aunque la cosa se ponga fea (“Yo no comulgo con los grandes, no me resulta interesante / No quiero fingir que el mundillo éste es para mí”).

Con un hilo argumental basado en el dolor propio de una despedida, Garso abraza con empatía y sanación la tragedia como signo inherente a un alma rota a través de diversos pasajes en los que el desamor es el protagonista (“Femme Fatale”) y sus desgarradoras consecuencias, las estrellas invitadas (“Me quedo con el mal”). Así, este zaragozano nos confirma estar en su mejor momento, recuperando el tono que un día saboreó al frente de los ya desaparecidos Alien Roots y logrando facturar una renovación de votos excelente que apunta a un futuro del todo prometedor.

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