Nuevos misterios

Como un reptil antediluviano ajeno al paso del tiempo (también a las modas) que ha cambiado varias veces de piel sin dejar de ser el mismo, Joe Crepúsculo se planta en el séptimo disco de estudio, "Nuevos misterios", sin traicionar su esencia pero con cosas nuevas que decir.

El catalán tiene una personalidad muy marcada que sigue siendo su principal gran triunfo; bueno eso y que es capaz de alumbrar canciones enormes con una facilidad pasmosa. “Nuevos misterios” es una nueva muestra de un talento y manera de hacer indomables. Crepus va a su aire y eso es de agradecer en tiempos de tanto abrazafarolismo.

Esa condición de francotirador de los teclados, outsider del synth pop de alma bizarra, está más que presente que nunca en canciones como “A fuego”, fantástico delirio italo que parece una versión bastarda de “La colegiala” de Gary Low; la dureza de las bases de esa locura que es “La reina del locutorio”; la reivindicación del AOR ochentero en “El reino de la nuez”; la cumbia-pop de “Somos perros”, o en su versión rave de “Maricas” de Los Punsetes.

“Nuevos misterios” contiene además uno de sus mayores hits, “La verdad”, y se atreve a jugar con referentes inéditos en su carrera en una canción como “Flor de luz”, que bebe de la inolvidable “Unfinished Sympathy” de Massive Attack.