Baladas para un atraco

El nuevo álbum en solitario de Joaquín Pascual llega con el regreso discográfico de Surfin’ Bichos todavía humeante, concretado en el sólido “Más allá” (Sonido Muchacho, 23) y tras tres décadas sin recibir material nuevo de los albaceteños. En cualquier caso, el nuevo álbum de quien a su vez liderase Mercromina se presenta alejado del aspecto eléctrico y explícitamente enérgico del mencionado retorno, si bien mantienen como nexo común ese alma rasposa y algo torturada que funciona como motor de toda la maquinaria.

“Baladas para un atraco” es un disco especialmente literario, en general y también dentro de la carrera del manchego. Una obra que invita a su asimilación a modo de novela con diez capítulos independientes que, ya a posteriori, han resultado musicados con la intención de enlazar partes y materializar el álbum en cuestión. Joaquín Pascual utiliza como recurso más marcado que nunca una interpretación narrada, con la que detallar las temáticas seleccionas y que, con frecuencia, resultan ser protagonistas muy por encima de la meditada (y en ocasiones mínima) instrumentación que las acompaña y completa.

“Baladas para un atraco” lo componen, en realidad, historias impactantes con peso (y poso) propio, con predilección por temáticas turbadoras que incluyen muerte, amor, huida y crimen. Unas preferencias que sitúan al autor en la línea estilística de Nacho Vegas, Pablo Und Destruktion o el propio Fernando Alfaro, y que quedan concretadas en “El atraco”, “El plan”, la instrumental “Balada intergaláctica” apuntando al western, “Lo bueno”, “Empezar de cero como si nada” o la morbosa “El accidente”. Por otro lado y entre lo mejor del lote se sitúan “La noche previa” y, sobre todo, “El presente” y esa despedida anticipada que es “Una cruz clavada”.

Con un ritmo pausado (casi mecido) que se mantiene constante a lo largo de sus poco más de treinta y cinco minutos (hasta convertirse en un intérprete más de la obra), “Baladas para un atraco” no es un disco de sencilla ni rápida digestión. A cambio, es un trabajo sobradamente inquietante, de tintes algo malditos y por momentos desérticos o cinematográficos, que presenta candidatura a obra más personal y oscura firmada hasta la fecha por un autor tan inquieto como viene siendo Joaquín Pascual, incapaz de ceder en su empeño de inmiscuirse en diferentes direcciones.