Live In Maui
DiscosJimi Hendrix

Live In Maui

8 / 10
Xavi Llop — 13-01-2021
Empresa — Sony Music
Género — Rock

Resulta sospechoso que sus discos póstumos sean ya casi incontables, pero lo cierto es que la corta carrera artística de Jimi Hendrix dio para tanto que, más de cincuenta años después de su deceso, todavía queda margen para profundizar en episodios tan peculiares como su viaje a Hawái, en julio de 1970. De hecho, esta box set, que incluye tres vinilos (o dos CD’s, según la versión), un blue-ray y un librito explicativo, es una prueba más de que, por increíble que parezca, no está todo dicho a nivel discográfico sobre el dios de la guitarra rock.

El trasfondo del citado viaje no tiene desperdicio, como se narra al detalle en el documental incluido aquí bajo el descriptivo título: “Music, Money, Madness… Jimi Hendrix in Maui”. Básicamente, el mánager de Hendrix –Michael Jeffrey- se dejó embaucar para involucrar al guitarrista en una absurda e incoherente película sin guión, “Rainbow Bridge”. Pensando que iba a disfrutar de un merecido descanso, Hendrix llegó a Hawái sin ninguna intención de participar en el proyecto, pero finalmente se avino a dar un concierto para que su música reforzara las imágenes del film y sirviera de reclamo publicitario.

En el colmo del desvarío hippie, se montó un escenario en la ladera de un volcán de Maui, para captar así las energías del lugar, situándose además a los asistentes ordenadamente de acuerdo con su signo del zodíaco. Absorto en los aspectos esotéricos de lo que llamó “vibrante experimento de color y sonido”, el organizador Chuck Wein olvidó cuidar la vertiente técnica del evento, por lo que hubo que improvisar y correr a última hora a Honolulu para alquilar una mesa de mezclas. Tampoco supo anticipar que los fuertes vientos habituales en el lugar dificultarían el desarrollo y la grabación del concierto. O quizá sí lo intuyó, y simplemente no le pareció relevante, quién sabe.

A pesar de lo bizarro de la situación, Hendrix dio un concierto espectacular, alineado con lo que estaba siendo la gira “Cry of Love”. Con Billy Cox al bajo y Mitch Mitchell a la batería, la formación recuperaba temas de la Jimi Hendrix Experience original, para alternarlos con composiciones de la etapa Band of Gypsys e, incluso, otras más recientes. A tan sólo dos meses y medio de que Jimi nos dejara para siempre, sin duda seguía siendo un monstruo en escena y su creatividad estaba lejos de parecer agotada.

Entonces, ¿por qué no se había utilizado este material de primerísima calidad hasta ahora? ¿Hay gato encerrado? Pues, un poco sí, porque el vendaval reinante afectó a la grabación, hasta el punto de que la batería de Mitch Mitchell no quedó registrada durante gran parte del minutaje. Además, las cámaras sólo inmortalizaron algunos fragmentos del concierto (que se dividió en dos partes de unos cincuenta minutos), ya que el objetivo no era disponer de imágenes la actuación completa, sino intercalar algunos de esos cortes en “Rainbow Bridge”.

Sobre el primero de los problemas, se tomó cartas en el asunto poco después, cuando Mitchell regrabó en los Electric Lady Studios sus partes de batería. Por tanto, lo que escuchamos en este disco es un remezcla actual de lo que fue el directo de Hendrix (voz y guitarra) y de Billy Cox (bajo), más una pista de batería de estudio tocada meses después. Por supuesto, también se ha utilizado la tecnología actual para eliminar resquicios del ruido del viento, lográndose que el conjunto, a pesar de todo, suene genial.

En cuanto a las partes no filmadas del concierto, en el blue-ray se han sustituido por un cartel anunciando que no había ninguna cámara operativa en ese momento, mientras sigue sonando el audio correspondiente. Una pena, como lo de la batería de Mitchell, pero es lo que hay.

Así pues, estamos ante un documento histórico, de gran importancia para cualquier interesado en el legado de Jimi Hendrix. Por un lado, porque el contexto se explica a la perfección en el documental. Por otro, porque se ha hecho un muy buen trabajo de restauración, consiguiendo que el audio y las imágenes rescatadas, a pesar de los inconvenientes citados, hablen por sí mismos.

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