OXYMORE
DiscosJean-Michel Jarre

OXYMORE

8 / 10
Fran González — 01-11-2022
Empresa — Sony Music
Género — Electrónica

En 2017, el compositor parisino y padrino de la música electroacústica Pierre Henry lanzaba su último beat a los 89 años de edad, dejándonos, entre su extenso legado, el haber sido mentor y pieza angular en la formación y desarrollo artístico de nada más y nada menos que Jean-Michel Jarre durante el paso de éste por la Groupe de Recherche Musical. Consciente de que su carrera nunca hubiera sido la misma sin esa influencia en su vida, Jarre ha decidido ahora, un lustro después del fallecimiento de Henry, dedicar su vigésimo-segundo álbum de estudio a la memoria del mencionado, entregándonos con ello un auténtico viaje sensitivo que trasciende de la mera electrónica y se adentra en un paradigma elevado, a caballo entre lo cinematográfico y la música concreta.

Bien sabemos por su extensa y célebre trayectoria que las propuestas de este pionero sin parangón son más propias de las de un relator que maneja a la perfección los tempos de la narrativa que las de cualquier otro artista electrónico al uso, logrando colocar con excelso conocimiento los sonidos idóneos en cada corte con el fin de conducir al oyente hacia un determinado lugar. Su discografía, ligada en incontables ocasiones al séptimo arte (“Gallipoli”, “Nueve Semanas Y Media”, “Algo Salvaje”) habla por sí misma. Y es que sumergirnos en las profundidades de “OXYMORE” (Sony Music, 22) implica enfundarnos en un traje extravehicular, levantar la escotilla frontal y colarnos en las inmediaciones de la mismísima Nostromo. Desfilarán ante nuestros ojos las dotes artesanales con las que Jarre erige catedrales sonoras a partir de beats y efectos de sonido envolventes e inmersivos, gracias fundamentalmente a esa del todo recomendable versión del álbum en formato binaural que el propio Jarre ha incluido en el lanzamiento del mismo. Haciendo uso de, precisamente, esos principios básicos de la música concreta a la que el artista galo pretende homenajear, un alud de sonidos orgánicos y humanos, crepitantes y burbujeantes, se sucederán en “AGORA”, a modo de inquietante presentación y bienvenida, entre voces que se deshilachan poco a poco hasta ser convertidas en tétricas distorsiones. Un abrupto y disonante juego de vientos tratados para el tema homónimo del LP irrumpirá en escena, presto a desdibujar planos retorcidos y casi industriales con puntuales licencias melódicas que perfectamente podrían figurar en el “The Man-Machine” de Kraftwerk.

Con todo, esta sobrecogedora estructura de corte sci-fi hilvanará pasajes de electrónica puramente ambiental (“CRYSTAL GARDEN”), con tramos de electrónica más pesada y disruptiva (“BRUTALISM”), junto a cortes puramente bailables y con ritmos más convencionales que remiten directamente al dance más 90s (“SEX IN THE MACHINE”, “ZEITGEIST”), y ciertas rémoras que miran de soslayo al synth-pop y al neon-wave (“SYNTHY SISTERS”, “ANIMAL GENESIS”). Aunque, más allá de la diversidad que pretende abarcar el álbum, de forma pertinente y constante sentiremos que en cada uno de los cortes que acontecen en “OXYMORE” tiene lugar una recurrente pátina de estrés y nervio, fruto del uso prolongado de estruendosos traqueteos y abrumadoras esferas de graves, que nos hará trazar en nuestra imaginación todo tipo de escenas arrolladoras y tensas sin bajar la guardia ni un segundo.

A sus 74 años, Jarre exhibe entre samples y melodías en 360º que su afán por la innovación no ha dejado de estar presente en su legendario hacer, volviendo a demostrarnos lo afortunados que somos de seguir viviendo hitos firmados por su Roland y su ingenio único.

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