Legacy! Legacy!

El segundo largo de Jamila Woods es un absoluto manifiesto feminista por la libertad, la superación y la lucha contra lo preestablecido. La artista se apoya en su herencia, y no solo hablamos de referentes musicales, para construir un álbum sólido, directo y con un enorme espíritu de protesta. Revisa el pasado para mirar hacia el futuro y le grita con fuerza al presente que piensa seguir luchando por los suyos.

Poetisa, activista, especialista en estudios africanos… Jamila se dedicó a estudiar de forma detallada cada una de las figuras artísticas que hicieron historia en su ciudad de origen, Chicago, defendiendo a esa gran masa de americanos que fueron juzgados simplemente por su color de piel. De esta forma, con “Legacy! Legacy!” realiza una especie de homenaje que resume a la perfección las temáticas abordadas por esos artistas y, a su vez, muestra a las nuevas generaciones cómo lucharon por defender sus derechos (“We are a precious creation, our black has no imitation”). Habla así, por ejemplo, en "Sonia" de la esclavitud abordada por Sonia Sánchez en uno de sus poemas (“My great granny was born slave. She found liberation before the grave”). O en "Betty" de la lucha de la mujer por la igualdad que en numerosas ocasiones el sistema ha intentado frenar (“Let me be, I’m trying to fly, you insist on clipping my wings”).

En lo musical, el álbum baila entre la idea de plasmar la esencia de sus referencias e ir un paso más allá de lo conseguido con su anterior trabajo. Bajo la producción de Slot-A, Woods se mete en el funk de lleno (“Octavia”), abraza el neo-soul con su cruda voz en temas como “Basquiat”, se ensucia con una brutal guitarra que saca su lado más bluesero en “Muddy” o explora el jazz setentero en “Miles” con un juguetón teclado como protagonista. Y es que, si algo nos queda claro después de analizar lo nuevo de Jamila es que su interés por la música respira libertad y está ligado a un espíritu creativo indomable que nos regalará muchos tesoros en el futuro.