Afirmar que James recuperaron su mejor tono con “All The Colours Of You” (Nothing But Love Music, 21) sería algo exagerado, a sabiendas de que el grupo de Manchester dio lo mejor de sí en los noventa a través de obras clásicas del indie-pop británico del tipo de “Seven” (Fontana, 92), “Laid” (Mercury, 93) y “Millionaires” (Mercury, 99). Pero no es menos cierto que el combo liderado por Tim Booth entregó hace tres años el que era su mejor trabajo en mucho tiempo, superando con estrépito a otros títulos recientes (y prescindibles) como fueron “Girl At The End Of The World” (BMG, 16) o “Living In Extraordinary Times” (Infectious, 18).
Los británicos regresan ahora con el que ya es décimo séptimo álbum de estudio de su carrera, en lo que en la práctica resulta ser un trabajo que no amarga y, de paso, esconde alguna que otra gema, aunque en conjunto se sitúe (sin duda) un par de peldaños por debajo de su predecesor. El contenido es de sobra conocido, con canciones de aspecto esplendoroso y sanador que desprenden cierta nostalgia entre sus líneas, justo antes de florecer con colores intensos acordes para con esa primavera que acaba de llegar.
Un aspecto que, dicho sea de paso, suele ser el que más les favorece, sobre todo cuando resuelven no excederse con la colocación de teclados y unos sintetizadores que repican con sobredosis de grandilocuencia. La secuencia comienza de la mejor manera posible, con los cegadores singles “Is This Love” y “Life's A Fucking Miracle”, y tiene en “Our Love”, “Rogue”, “Stay” y “Butterfly” otras destacadas, compartiendo espacio con composiciones menores que rebajan la euforia, caso de “Mobile Gold”, “Way Over Your Head” o “Hey”.
“Yummy” alberga pocas sorpresas, con cincuenta y cinco minutos copados por un grupo cuyo principal cometido se aleja de la innovación y focaliza objetivo en completar canciones de marcadas melodías y sonido impoluto, todo al amparo de la celestial voz de Booth y un carisma que alcanza a su propia interpretación en estudio. El presente lanzamiento se impone, en definitiva, como una referencia demasiado extensa que alterna momentos aceptables que no incomodan con algún destello de los James más inspirados. Un elepé que, atendiendo a sus vaivenes, pasa directamente a engrosar la zona tibia (que no olvidable) del catálogo del grupo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.