We Move

Arqueas una ceja al escuchar los arreglos de “We Move”, deseando que James Vincent McMorrow hubiera optado por un camino más orgánico, más folk y crudo en este tercer esfuerzo. Y sin embargo, pronto descubres que se trata del disco en el que el irlandés se siente más cómodo en su piel, aunando la faceta de cantautor con su pasión por la música negra e incluso el hip hop. Un paso adelante, valiente, aunque temas como “Cavalier” de “Post Tropical” ya dejaban entrever tímidas avanzadillas sobre el terreno. Gracias a la producción de Nineteen85 (Drake), Frank Dukes (Kanye West) y Two Inch Punch (Years & Years), el artista explora sonidos y temas más complejos, pero a su vez con un sonido más limpio, dando protagonismo a su voz sin esconderla bajo capas y capas. Casi te sientes culpable de que ese ritmo r&b te seduzca, se cuele en el subconsciente y te envuelva con sus cálidos falsetes. “Rising Water”, primer tema del disco, se engancha a la piel como una camiseta en una noche de verano. A partir de ahí, los manidos coros gospel (“Last Story”) se entremezclan con perlas como “Evil”, que pese a lo dramático de su letra consigue dibujarte una sonrisa en los labios. “Killer Whales” o “I Lie Awake Every Night” nos transportan a otra década, mientras “Surreal” nos encierra en la intimidad del universo de James. Sorpresas te da la vida.