No name
DiscosJack White

No name

8 / 10
Don Disturbios — 07-08-2024
Empresa — Third Man Records
Género — Rock

Mucho se está hablando -y escribiendo- sobre el nuevo y sorpresivo disco de Jack White. Y es aquí cuando me gustaría añadir un sonoro ¡Por fin! Y digo esto porque, a pesar de que el músico de Detroit mantenía el legado y prestigio atesorado con The White Stripes en sus directos, sus discos recorrían recovecos distantes y diferenciados al hiriente y directo garage-rock del dúo, y no despertaban el interés que en realidad merecían. Solo hay que repasar sus dos últimas entregas para darse cuenta de ello. Pues bien, parece que Jack White se ha desprendido de toda esa inquietud más experimental propia del estudio, y ha vuelto al redil de las guitarras afiladas, sacando humo de nuevo a su pedalera, para apuntalar un sonido crudo y directo sustentado, entre otros, por el poderoso golpeteo del batería y amigo Patrick Keeler (The Raconteurs, The Afghan Whigs).

No deja de ser curioso que el elemento sorpresa del disco sea ese nada disimulado regreso a la casilla de salida. Y no deja de ser curioso que la acogida haya sido de auténtico entusiasmo por parte de la crítica especializada y del aficionado roquero. Un recibimiento que invita a pensar y preguntarse ¿Tan anquilosado está el rock que ir hacia atrás, volver a lo genuino, es motivo de alabo? ¿No debería ser al revés?

Recuerdo que cuando Jack White editó el maravilloso “Boarding House Reach” (18) me dio la sensación - que todavía perdura-  que el álbum no estaba siendo ni comprendido ni apreciado como merecía. Que era justo en ese disco donde Jack White había realizado un laborioso trabajo en aras de intentar romper las reglas, de la misma forma que Kendrick Lamar había hecho en el mundo del rap, pero sin que se le reconociera del mismo modo. Recuerdo haber escrito que en el disco Jack White había recogido todo el legado del blues y el rock, para darle la enésima vuelta al calcetín de la tradición y hacer algo que no sonara añejo. Todo lo contrario que en “No Name” y, sin embargo, este será su disco más celebrado. ¡Pues celebrémoslo aunque con ello contribuyamos a ponerle un nuevo clavo al ataúd de un genero en el que no avanzar supone un acontecimiento!

“No name” es un disco nostálgico para nostálgicos y aunque posea piezas de gran peso como la inquietante apertura de “Old Scratch Blues”, la hipnotizante "That's How I'm Feeling", la vacilona “What’s The Rumpus”, la expansiva “Morning At Midnight", la acelerada "Bombing Out" o los ecos a LedZep de“Underground”, el disco no aporta nada que no se haya escrito con anterioridad. Sin embargo, y una vez superada la pantalla de lo novedoso, “No Name” es un disco muy disfrutón que ya está haciendo las delicias de los que, como el músico de Detroit, se acercan o han sobrepasado la cincuentena. Y justo aquí reside  parte de la gran tragedia griega que nos asola: De nuevo un nuevo cabeza de cartel festivalero parece interesar tan solo a los nacidos en los setenta y mientras tanto… ¿los jóvenes? Pues parece que andan a otra cosa y dudo que un disco como este sirva como miel a las moscas. Para eso acaba uno por confiar mucho más  en la contrastada excelencia de Fontaines D.C. ¿La última gran esperanza? Es más que posible por doloroso que pueda resultar.

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