Limones de oro

El pasado 29 de abril veía la luz el disco más ambicioso de Izaro, y por tal nos referimos al gran elenco de ilustres colaboradores de los que se ha rodeado para dar forma a este revisitación de trece de sus temas más dos temas nuevos y una adaptación. El corpus del trabajo lo conforma el anterior disco “Limones en invierno” con nada menos que siete piezas; “Eason” cuenta con tres por dos del debut, más “Errefuxiatuarena”, incluída en el E.P. “Hankapuntetan I”. Los tres restantes, como ya hemos apuntado, son grabaciones nuevas.

La proyección de toda esta materia prima y la espectacularidad de las voces invitadas hacen de esta una propuesta ganadora desde su concepción. Porque...¿Cómo no maravillarse ante el fantástico dúo junto a Zahara en “Delirios”? ¿Cómo no caer rendidos ante la magia que crean juntos Izaro y Xoel López en “Invierno a la vista”, o tararear junto a Rozalén la explosiva “Mi canción para Elisa”?

Por fortuna, y utilizamos este término porque bien pudiera haberse olvidado de su tierra, por fortuna decíamos, hay un pequeño aunque selecto grupo de colaboradores vascos que dejan el pabellón bien alto con cumbres como “Errefuxiatuarena” con el gran Mikel Urdangarin, en un alarde de potencia y sensibilidad por parte de los dos protagonistas; “Libre”, compartida con Cris de Belako, es otra delicatessen difícilmente superable en cuanto a ensamblaje y compenetración. Eñaut Elorrieta también lo borda con la preciosa “París” y el productor y músico Eñaut Gaztañaga, artífice del sonidazo que encumbró a nuestra protagonista, aporta sosiego y buen gusto a “Astelehenak”. Hay una más con Gartxot Unsain, que comentaremos después.

Otro acierto desde el punto de vista comercial ha sido la elección de artistas sudamericanos como Dude in the sky (Brasil, con una voz preciosa de altísimo timbre en “Aquí”), Daymé Arocena (aportando sabor cubano a la ya de por sí caribeña “La felicidad”), o Bratty (México, enriqueciendo la lenta “Patinar sobre hielo”). Por su parte, el también mexicano Alex Ferreira aporta mucho picante en la muy comercial pero apabullante “Un poquito más”, una de las dos nuevas composiciones del disco. La otra novedad es “Ventanas cerradas”, en consonancia con la línea compositiva y evolutiva de Izaro, y que sienta tan bien a la voz de Pedro Pastor.

“Grace”, de Bess Atwell, interpretada junto con Gartxot Unsain y con reminiscencias del disco “Eason” con su envolvente y flotante sencillez, es la única versión y la tercera pieza nueva del disco. “Argia”, cantada junto a Eva Amaral, cumplirá las exigencias de los fans, aunque su propia sencillez haga innecesaria esta revisión. “Eider”, compartido con Silver Rose, es otra de esas piezas originales donde nada sobra ni falta, aunque tampoco vamos a negar que el dúo haya quedado bien atractivo. Respecto a “Oso blanco”, se trataba de una canción bastante prescindible del anterior disco (“Limones en invierno”), aunque esta vez y con un acabado totalmente nuevo y enriquecido con un sonido bailable y penetrante, se ha convertido en una pieza a tener en cuenta. Por cierto, se trata de la única pista que no cuenta con dueto.

La indisimulada comercialidad de todos los últimos pasos de Izaro alcanza el cúlmen tanto en este disco como en la propia gira, de la cual os ofrecimos una crónica pormenorizada del exitoso concierto del Velódromo de Anoeta del 7 de mayo. Todo esto no habría sido posible sin el inmenso talento de la Mallabiarra, quien destacó desde muy joven y siguió un camino que solo ha conocido el ascenso y no se paró ni siquiera al conseguir el número dos de ventas en el Estado Español con su anterior trabajo. Para los seguidores de los dos primeros discos, puede que la cantante se les esté yendo demasiado lejos, pero la decisión es suya y lo cierto es que lo está haciendo con gran solvencia. Poseedeora de una voz personal y mágica, y con gran capacidad compositiva, tiene talento de sobra para hacer lo que se proponga, y su versatilidad la ampara. Pocas artistas encontraremos con tanta personalidad y talento natural.