Lo andaban buscando hace tiempo y por fin lo han conseguido. Phoenix acaban de firmar su disco definitivo con este “It´s Never Been Like That”, tras entregar dos álbumes irregulares que siempre, eso sí, ofrecían un par o tres de singles para el recuerdo.
El tercer disco de la banda francesa es, en su totalidad, una celebración de estribillos adhesivos, guitarras saltarinas, del menos es más (suenan más directos y orgánicos y no abusan de los arreglos electrónicos) y atesora clase a la hora de asimilar influencias. Ahora Phoenix no sólo suenan a sus adorados Fleetwood Mac, sino que también se dejan querer por Orange Juice, los Aztec Camera más negroides y los Strokes cuando los neoyorquinos juegan a ser una banda de garaje de juguete. De toda esta mezcolanza surge una colección de canciones realmente adictiva que, sin hacer ascos al indie, podría y debería abrirles las puertas a un público masivo. Y es que se hace difícil no pensar que composiciones como “Long Distance Call”, “Consolation Prizes”, “One Time Too Many” o “Napoleon Says” merecen copar las listas de éxitos de medio planeta.
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