Soy de los que piensan firmemente que cuando un artista consigue encontrar su camino (hay quienes llevan décadas intentándolo sin éxito), poco más hay que decir sobre sus decisiones. Esto es lo que Alan Myson aka Ital Tek parece querer decirnos con este “Hollowed”, su sexto largo hasta la fecha. Un álbum de una soberbia descomunal solo comparable a la versión más etérea de James Holden (“Beyond Sight” podría ser una cara B del redondo “The Idiots Are Winning”), a la adictiva melancolía de los Telefon Tel Aviv o a una Fatima Al Qadiri despojada del pluggin ‘flute’. Aquellos a los que se la ponía dura el rollito UK garage del que hacían gala sus EP “Hyper Real” (2013) o “Mega City Industry” (2014) que se vayan olvidando. El niño protegido de Planet Mu, sello en el milita desde hace casi una década, cambia de tercio y deja a un lado la tralla y la bass music –esa que tanto ha saturado las últimas hornadas de música electrónica– para sumergirse en la electrónica de emociones y volver al sonido que marcó sus referencias más tempranas. Si bien puede resultar una continuación poco lógica teniendo en cuenta la naturaleza de sus últimos trabajos, podemos decir que “Hollowed” es su disco más personal y maduro, y desde ya vaticinamos que uno de los mejores del año.
En palabras de Myson: “Cuando tenía 15 años me dedicaba a grabar en minidisc con mi guitarra y unos cuantos efectos. Para hacer este disco me he comprado la guitarra que quería tener por entonces y he creado con ella horas y horas de drones, loops y texturas. Quería hacer el álbum que rondaba en mi cabeza a los 14 pero que no sabía cómo hacer”. Y así es. Lo que tenemos entre manos es un trabajo impecable de electrónica inteligente en mayúsculas al que no se le puede reprochar ni un solo beat. De una factura pasmosa y una elegancia que roza lo sublime, el joven productor de Brighton consigue trasladarnos a gélidos paisajes en medio de ninguna parte en los que nos quedaríamos a vivir para siempre (hay que tener el corazón muy duro para que a uno no se le encoja al ritmo de “Jenova” o de “A Delicate Balance”).
Puede que a Myson le haya costado ocho años descubrir su verdadera esencia y que muchos echen de menos la Maschine echando fuego de sus anteriores cortes (“Cobra” es lo más parecido a esa etapa que encontrarán en todo el disco). Sin embargo, quizás la respuesta estuviera más cerca de lo que pensaba: era cuestión de mirar al pasado y librarse de una vez del hype. El resto, ya estaba hecho.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.